Ni Francia ni Italia: éste es el país de Europa que atacaría Rusia, según la IA
Éstas serían las primeras ciudades en caer si estalla la Tercera Guerra Mundial, según la IA
Ni en la cocina ni en el salón: el sitio de tu casa en el que debes colocar la lengua de suegra si quieres atraer la buena suerte
Sabes que eres de clase media-baja si estas 6 costumbres son para ti un símbolo de estatus social


La guerra en Ucrania, que comenzó en febrero de 2022, ha transformado el mapa geopolítico de Europa y ha abierto un profundo debate sobre cuál sería el siguiente país de Europa que atacaría Rusia. La anexión unilateral de Crimea en 2014, el conflicto en el Donbás y el acercamiento de Ucrania a la OTAN y a la Unión Europea fueron factores clave de esta guerra. Desde entonces, Occidente ha reforzado su apoyo militar y económico a Kiev, mientras Moscú enfrenta sanciones internacionales cada vez más severas.
En este contexto, surge la gran incógnita: si Rusia quisiera expandir aún más su influencia, ¿qué país estaría en peligro? Para tratar responder a esta pregunta, varios analistas y, más recientemente, herramientas de inteligencia artificial (IA), han planteado posibles escenarios. Aunque no existe una respuesta definitiva, sí se pueden analizar factores estratégicos, históricos y militares que ayudan a entender por qué algunas naciones tienen más probabilidades de recibir un ataque ruso.
El primer país de Europa al que atacaría Rusia
Cuando se habla de las posibles ambiciones de Rusia en Europa del Este, el país que aparece de manera recurrente en los análisis es Moldavia. Ésta pequeña nación, vive desde hace años en un frágil equilibrio entre su deseo de acercarse a Europa y la influencia constante de Moscú. Hoy, con el conflicto abierto en Ucrania, su posición geopolítica vuelve a estar bajo la lupa internacional.
El primer punto que la hace vulnerable es evidente: Moldavia no forma parte de la OTAN. Esto significa que, en caso de una agresión militar rusa, no podría acogerse a la protección que ofrece el Artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte, que establece: «Las Partes acuerdan que un ataque armado contra una o varias de ellas será considerado como un ataque contra todas, y en consecuencia, acuerdan que, si tal ataque se produce, cada una de ellas, en ejercicio del derecho de legítima defensa individual o colectiva, asistirá a la Parte o Partes atacadas».
Otro factor clave es su cercanía geográfica a Ucrania. En caso de que Rusia consolidara sus posiciones en el sur ucraniano, no sería descabellado pensar en un avance que busque unir esa zona con Transnistria, uno de los mayores puntos de inestabilidad en la región. Desde que proclamó su independencia de facto en los años 90, ha funcionado como una región prorrusa dentro del territorio moldavo.
Allí se encuentran desplegados varios miles de soldados y depósitos de armamento heredados de la época soviética. Aunque la magnitud de estas fuerzas no sea comparable a la de un ejército moderno, su simple presencia representa una amenaza latente. Como recuerda un analista europeo: «Transnistria es el recordatorio constante de que Rusia ya tiene un pie dentro de Moldavia, y de que puede usarlo en cualquier momento como excusa o como palanca de presión».
La debilidad institucional de Moldavia también juega un papel importante. Se trata de un país con problemas económicos, que depende energéticamente de Rusia y un sistema político a menudo dividido entre fuerzas proeuropeas y prorrusas.
«La posibilidad de que Moldavia se convierta en el próximo objetivo ruso es, por ahora, un escenario hipotético, pero no irreal. Su fragilidad institucional, la presencia de Transnistria y su falta de protección bajo la OTAN la sitúan en una posición vulnerable. En Bruselas y en Washington, el país ya se estudia como un punto crítico en la seguridad europea. Si bien nada está escrito, la tensión creciente obliga a vigilar de cerca cada movimiento en la región. Moldavia, hasta hace poco invisible en la agenda internacional, podría ser el nuevo termómetro de la estabilidad en Europa del Este.»
Otras naciones vulnerables
Más allá de Moldavia, otros países de Europa que podría atacar Rusia son Estonia, Letonia y Lituania. Los tres forman parte de la OTAN, pero su cercanía geográfica al territorio y el hecho de que en algunos de ellos existan minorías rusoparlantes abre la puerta a posibles tensiones. Por ello, la Alianza Atlántica ha reforzado de manera constante su presencia militar en la región.
Otro país que aparece en los posibles escenarios es Polonia. Situada entre Alemania, Ucrania y Bielorrusia, Polonia ha jugado un papel fundamental como apoyo a Kiev, enviando armas, acogiendo refugiados y ejerciendo presión diplomática contra Moscú. Desde el punto de vista ruso, debilitar a Polonia supondría un golpe directo a la OTAN en su flanco oriental y al mismo tiempo una forma de enviar un mensaje a toda Europa.
La IA también menciona que naciones del antiguo bloque del Pacto de Varsovia, como Bulgaria, Hungría o República Checa. Aunque muchos de estos países forman parte de la Unión Europea y la OTAN, la región balcánica sigue siendo un espacio frágil, con tensiones étnicas y políticas no resueltas desde las guerras de los años 90. Rusia mantiene lazos históricos y religiosos con Serbia, por ejemplo, y siempre ha mostrado interés en seguir influyendo en la región.