Es asqueroso y peligroso: los expertos piden que nunca hagas esto en la cocina
Los paños de cocina sobre el grifo es algo que debes evitar según los expertos
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Todos hacemos gestos sin pensar cuando estamos en la cocina. Vamos con tanta prisa que apenas nos damos cuenta, pero lo cierto es que algunas de esas cosas pueden ser todo un peligro, no sólo por higiene sino también por salud. En concreto, tenemos que fijarnos en los trapos o paños de cocina, que todos tenemos y que utilizamos por ejemplo para coger una olla que está caliente o para limpiar la encimera, pero ¿qué hacemos luego con esos paños? Lo normal es pasarlo bajo el chorro del agua para limpiarlo y luego colgarlos para que se sequen. Sin embargo, debemos estar atentos con lo que avisan los expertos y que claramente piden: nunca hagas esto en la cocina.
Si eres de las personas que deja el paño de cocina colgado del grifo del fregadero, debes dejar de hacerlo, ya que aunque parece un simple gesto cotidiano lo cierto es que no es así. Puede que te quede más a mano y que te sirva para que se seque sin molestar (o gotear) por cualquier otro lado, pero la verdad es que la práctica es bastante menos amable. Ya que cuando empiezas a mirar los estudios sobre higiene en la cocina, te das cuenta de que ese pequeño gesto es de los que conviene desterrar cuanto antes. El último toque de atención nos llega de parte de un estudio de la Universidad de Arizona. Y la verdad es que no deja lugar a dudas: los paños y trapos de cocina son auténticos almacenes de bacterias. Miles por centímetro cuadrado. Y no estamos hablando de microbios normales, sino de cepas nada recomendables como Salmonella o E-coli. ¿Pero entonces, dónde debo guardar los paños?.
Los expertos piden que nunca hagas esto en la cocina
El motivo detrás de esta recomendación tiene bastante sentido. El grifo es una zona en constante contacto con agua, manos, utensilios, etc… y cualquier cosa que arrastra un paño húmedo se queda pegada en los rincones. Si se deja ahí, las bacterias pueden acabar en el aireador, en las manillas o, peor aún, en el agua que sale cuando lo abres.
Es decir: basta un gesto tan simple como llenar un vaso para llevarte parte de esa contaminación a la boca sin darte cuenta. Ni que hablar de cuando lavas la fruta, aclaras verduras o manejas alimentos directamente bajo el chorro. Los expertos explican que es un punto clave de la cocina porque todo pasa por ahí. Y si esa zona se contamina, la cocina entera va detrás.
Los trapos de cocina, uno de los objetos más contaminados de la casa
El estudio de Arizona es bastante claro: los trapos son un imán para la humedad, restos de comida y calor. Es decir, el escenario perfecto para que las bacterias crezcan a gusto. A veces un paño no parece sucio, pero lleva dentro todo lo que ha tocado en el día: encimeras, platos, vapores, migas…
Y aquí viene el dato que muchos no esperaban: el número de bacterias que pueden acumularse es tan alto que supera a otros elementos del hogar que consideramos sucios. Por eso los especialistas insisten tanto en dónde se dejan y cómo se secan. De este modo, no se trata para nada de un capricho, es una cuestión de higiene real.
Otro error bastante común: ponerlos sobre el radiador
Hay otro gesto habitual que muchos creen que es lo más práctico del mundo: colocar el trapo en el radiador para que se seque rápido. Y sí, se seca. Pero el problema está en lo que pasa durante ese proceso. El aire húmedo y caliente que se forma alrededor del radiador hace que bacterias y hongos se dispersen por la estancia. Y si ese radiador está en la cocina, el caldo de cultivo que se crea es realmente algo peligroso que se debería evitar a toda costa.
El problema está en que todo esto no es algo que se vea a simple vista, claro, pero es un mecanismo bastante lógico. Ese microambiente cálido y cerrado facilita que los microorganismos viajen y acaben en superficies donde preparas alimentos o en utensilios que usas a diario.
Dónde sí debes dejar el paño según los expertos
Aquí no hay misterio, pero sí una recomendación muy concreta: escurrir bien el paño y dejarlo en un sitio ventilado. Nada de grifos, radiadores ni lugares húmedos. Lo más fácil es tener un pequeño tendero o una barra donde puedas colgarlo y que quede al aire, sin tocar superficies que acumulen humedad.
Si se seca rápido, mucho mejor. Y si notas que tarda, huele o está más húmedo de lo normal, toca cambiarlo o meterlo en la lavadora. Los expertos insisten en que no hace falta tener veinte trapos para hacerlo bien. Basta con dos o tres en buen estado y una rutina clara de secado.