Adiós a los ladrillos: los edificios se van a construir ahora con conchas marinas y los expertos no dan crédito
El punto de la cuestión está en procesar estas conchas marinas para reemplazar al hormigón
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En los últimos años ha aumentado el interés por innovar en los materiales de construcción, especialmente en el diseño de rascacielos. Tradicionalmente, estas grandes estructuras se levantan combinando acero y hormigón, materiales que aportan resistencia, estabilidad y flexibilidad frente a cargas extremas. A ellos se suman elementos como el vidrio en fachadas, el aluminio o los plásticos, y más recientemente la madera laminada, que se ha convertido en una alternativa atractiva por su menor impacto ambiental y su estética contemporánea.
Madera para construir edificios
Algunos ejemplos ya demuestran que la madera puede emplearse en altura. El Mjøstårnet, en Noruega, inaugurado en 2019, alcanza los 85 metros y 18 plantas, mientras que el Brock Commons de Canadá combina madera y hormigón en una residencia universitaria de igual número de pisos. En Estados Unidos destaca el Ascent MKE, con 25 plantas, y en Japón se proyecta el ambicioso W350, un rascacielos de 350 metros que aspira a convertirse en el edificio de madera más alto del mundo. La clave de estos proyectos está en la madera laminada, formada por capas de tablones unidos con adhesivos de alta resistencia, lo que da lugar a piezas estructurales más estables y robustas que la madera maciza.

Más allá de la madera, la investigación arquitectónica explora materiales aún más inesperados. Un equipo de la Universidad del Este de Londres (UEL) ha estudiado el potencial de las conchas marinas desechadas como sustituto parcial del cemento en el hormigón. Al triturarlas hasta obtener un polvo fino, podrían reemplazar hasta un tercio del cemento convencional, reduciendo de forma notable las emisiones de CO₂ asociadas a su fabricación. Las conchas están compuestas en su mayoría por carbonato de calcio, químicamente compatible con el cemento, y presentan una estructura natural en capas que les aporta resistencia.
Las conchas marinas, una solución frente a la contaminación
El interés ambiental es significativo si se tiene en cuenta que la producción de cemento genera cerca del 8% de las emisiones globales de dióxido de carbono. Aprovechar residuos procedentes de la industria pesquera permitiría reutilizar un desecho abundante y disminuir la extracción de recursos naturales. Las pruebas realizadas muestran que el hormigón con polvo de conchas mantiene un buen rendimiento estructural cuando se emplea en proporciones moderadas, además de ofrecer buena resistencia a la compresión y una mejor adherencia con la pasta de cemento.
Según los investigadores, liderados por el profesor Ali Abass, incluso una adopción parcial de este material podría suponer una reducción de hasta el 36% en la huella de carbono del cemento. Aunque las conchas no pueden sustituir completamente al aglomerante tradicional y requieren un tratamiento previo, los resultados apuntan a que podrían convertirse en un componente clave del hormigón sostenible del futuro, abriendo la puerta a una construcción más eficiente y respetuosa con el medioambiente.
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