Crítica de ‘Jojo Rabbit’, nominada a mejor película en los Premios Oscar 2020
Una de las grandes sorpresas entre las nominaciones de mejor película en los Oscar 2020, que se celebran en escasos días, es ‘Jojo Rabbit’. La película dirigida por Taika Waititi presenta un argumento, cuanto menos, polémico: un niño nacido en el seno de una familia nazi escribe un libro sobre cómo identificar y atrapar judíos con la ayuda de un amigo imaginario peculiar: el mismo Adolf Hitler, a quien interpreta el propio director.
Waititi escribió el guión de ‘Jojo Rabbit’ a sabiendas de lo polémico de su contenido y dicho guión estuvo escondido en un cajón hasta que Disney se hizo con todos los cajones de la Fox y rompió una lanza a favor del proyecto. Ahora está nominada a mejor película y Disney debería estar feliz de haber arriesgado.
Además de al Oscar más codiciado de la noche, ‘Jojo Rabbit’ opta a seis premios en total: además del ya mencionado Oscar a mejor película, mejor guión adaptado, mejor diseño de vestuario, mejor dirección de arte y mejor actriz secundaria para Scarlett Johansson, que también compite por el de actriz principal gracias a su soberbia actuación en ‘Historia de un matrimonio’.
A pesar de que Waititi ha explicado en diversas ocasiones que su película es una llamada a no subestimar el poder de las ideologías extremistas, no se ha librado de calificativos como «autocomplaciente», «falsa», «grosera» o «comedia hipster» por presentar el Tercer Reich como una ensoñación a todo color con tintes tragicómicos al estilo ‘La vida es bella’ y con una sátira evidente aunque no construida firmemente.
Para comprender más esta película y su intención de ser, nos remitimos al propio Waititi y sus palabras en el estreno de ‘Jojo Rabbit’ en el festival de Toronto: «Cuando Hitler llegó al poder, solo había un pequeño cambio todos los días, todas las semanas. Ante esto, había gente que pensaba ‘eso esta mal’ y luego seguían con sus vidas. No eran cambios suficientemente grandes como para levantarse y protestar: no fueron lo suficientemente grandes hasta que fue demasiado tarde». El director expone así cómo las ideologías fascistas se van colando entre los individuos de una sociedad como lo haría un parásito. Si piensas que estamos en la cumbre de la evolución y del progreso, y que por eso no podría volver a suceder algo como la barbarie nazi: recuerda, ellos en 1933 también pensaban eso.
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