¿Qué nos enseñan los pulpos sobre la inteligencia y la evolución?

Los pulpos son animales fascinantes que, más allá de su aspecto peculiar, tienen una excepcional capacidad de aprendizaje, defensa y ataque. La inteligencia de estos seres ha intrigado a la comunidad científica, sobre todo, porque su cerebro funciona de forma sorprendentemente parecida al de los humanos, a pesar de que nuestro antepasado común con ellos se remonta hace unos 500 millones de años.

A diferencia de otros animales, el sistema nervioso de los pulpos está distribuido en cada uno de sus brazos. Esto le otorga una autonomía y destrezas asombrosas y los convierte en uno de los invertebrados más autosuficientes e inteligentes del mundo marino.

La fascinante inteligencia de los pulpos

Los pulpos son cefalópodos, una especie animal marina que forman parte de los moluscos. Poseen ocho brazos cubiertos de ventosas, un cuerpo musculoso sin huesos ni conchas y tres corazones que bombean sangre azul verdosa.

Hay muchos aspectos de los pulpos que denotan su inteligencia e intelecto. Una de ellas es su capacidad de hacer tareas complejas como, abrir frascos, utilizar herramientas o resolver laberintos, gracias a que puede mover sus brazos de forma independiente. Esto es posible porque cada brazo posee un complejo conjunto de neuronas que actúan como pequeños cerebros, y les permiten llevar a cabo diversas funciones.

Los pulpos también tienen capacidad de camuflarse con el entorno que les rodea. Para conseguirlo, su cerebro envía señales neuronales a su piel, lo que les permite cambiar de color y textura al instante y cazar con éxito. Esta habilidad, combinada con su peculiar forma de ataque que consiste en arrojar tinta negra o expulsar agua por medio de un tubo muscular, los convierte en animales expertos en evitar o frustrar los ataques de sus depredadores.

¿Cómo funciona el cerebro de los pulpos?

El sistema nervioso de los pulpos consta de aproximadamente 500 millones de neuronas, una cifra comparable a la que poseen muchos perros. La diferencia es que gran parte de esas neuronas se encuentran desplegadas por todo su cuerpo, especialmente entre los tentáculos, donde forman racimos a modo de nudos llamados ganglios. Estos están enlazados a una red de nervios conectores que recorren y rodean su cuerpo.

Los pulpos poseen un cerebro central en la parte anterior del cuerpo y dos lóbulos ópticos, que se conectan entre sí a través de un reducido número de células nerviosas. Ambos lóbulos reciben toda la información proveniente de los ojos y del sistema nervioso periférico que tienen los apéndices. Estos últimos poseen dos tercios de la totalidad de sus células nerviosas.

Además, cada uno de sus tentáculos cuentan con protomentes capaces de tomar sus propias decisiones. Los tentáculos son guiados por los ojos, pero pueden actuar por su cuenta, conforme así lo decida la propia extremidad, mientras recibe información de su tacto y sus sistemas sensoriales químicos. De hecho, se ha descubierto que los tentáculos poseen cierto grado de memoria a corto plazo.

Por ejemplo, cuando un pulpo pierde uno de sus tentáculos, este continúa vivo por varias horas, funcionando como si no hubiese ocurrido nada.

¿Cuál es el origen evolutivo de la inteligencia de los pulpos?

La inteligencia de los pulpos ha causado fascinación e intriga entre muchos científicos. Para comprender sus sorprendentes habilidades, los expertos han hecho varios estudios sobre su linaje evolutivo, el cual se separó del de los vertebrados en un punto de la historia, hace cientos de millones de años.

A pesar de las similitudes de su cerebro con el de los seres humanos, los cefalópodos representan una trayectoria evolutiva casi completamente distinta en cuanto a la forma de construir la inteligencia. Esto desvela que la inteligencia compleja de los pulpos surgió de manera independiente y nos enseña que esta puede manifestarse de formas muy diferentes.

En los últimos setenta años de estudios, los expertos han descubierto que los pulpos poseen memoria, capacidad de resolución de problemas, astucia y personalidad. Tras ser sometidos a varias pruebas visuales, los pulpos demostraron que pueden reconocer a las personas y ser entrenados para realizar tareas sencillas.

Finalmente, los pulpos son rápidos aprendices, ya que pueden recordar e imitar comportamientos observando a sus compañeros. Esto es sorprendente porque suelen considerarse animales poco sociales. Sin embargo, tras observar a otro ejemplar sostener un objeto en particular, el pulpo puede reproducir este comportamiento sin un aprendizaje previo.

Implicaciones para la comprensión de la inteligencia

El estudio de los pulpos y su inteligencia nos desafía a repensar nuestra comprensión de la cognición. Durante mucho tiempo, se asumió que la inteligencia era un rasgo exclusivo de los vertebrados, particularmente de los mamíferos. Sin embargo, la evidencia acumulada sobre la inteligencia de los pulpos sugiere que la cognición puede ser más diversa y compleja de lo que se pensaba anteriormente.

La inteligencia de los pulpos indica que hay múltiples caminos hacia la cognición avanzada. No es necesario que una especie tenga una estructura cerebral similar a la nuestra para exhibir inteligencia. Esto plantea preguntas sobre cómo definimos la inteligencia y qué otros animales podrían estar mostrando habilidades cognitivas que aún no hemos reconocido.

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