La CUP enfría el pacto con ERC tras el rechazo de Puigdemont a entregarles el Parlament
El rechazo de Puigdemont a que la CUP presida el Parlament, a menos de 24 horas para la constitución de la cámara, acerca nuevas elecciones
La posibilidad real de repetición electoral en Cataluña crece. El rechazo de Carles Puigdemont a entregar la presidencia del Parlament a la CUP, tal como habían pactado los antisistema con Esquerra Republicana, y la negativa de ERC y JxCAT a incorporar en el Govern a los de María Dolors Sabater para dirigir la consejería del Interior, alejan a los cuperos de la abstención a la investidura de Pere Aragonès. El voto a favor, ni se lo plantean.
Quedan menos de 24 horas para la constitución del Parlament, que requiere de un acuerdo de la mayoría de grupos parlamentarios para la conformación de la mesa. Sin ese pacto previo, como ha ocurrido siempre, la configuración del órgano rector de la cámara catalana podría no tener ningún tipo de lógica electoral. Y por eso acordar el nombre de la presidencia y el reparto del resto de cargos es, como mínimo, un paso imprescindible.
La CUP, que quiere situar en la presidencia del legislativo al diputado leridano Pau Juvillà, lo tiene realmente difícil para asumir el control del Parlament. A los 42 diputados que suman con ERC, para investir a Juvillà, tendrían que sumar algunos votos favorables de Junts, que no quiere renunciar a este cargo. Este mismo jueves se reunirá la ejecutiva de los junteros, presidida por Carles Puigdemont desde Bélgica, para proponer un nombre.
Y es que la negativa de Laura Borràs a presidir la cámara, descartando así su entrada en el Govern, ha obligado a JxCAT a buscar a un presidenciable a contrarreloj. Gemma Geis, Jaume Alonso-Cuevillas o Josep Costa son tres de los nombres que baraja Puigdemont. Los presos de Junts y los representantes de la extinta Convergència en el nuevo partido optan por Damià Calvet, que teme que no pueda repetir como conseller como en la última legislatura. La CUP, sin embargo, se niega a investirle presidente del Parlament.
Sin la opción de presidir el legislativo (como les había prometido Esquerra), sin posibilidad de dirigir la consejería del Interior (como habían reclamado ellos) y conscientes de que ni ERC ni JxCAT cederán en todas sus exigencias para disolver la unidad de antidisturbios de los Mossos o acometer una reforma en profundidad del modelo de seguridad pública en Cataluña, en el partido antisistema ven difícil justificar ante sus bases el apoyo a Aragonès. Recuerdan que «apoyamos el último Govern y no han hecho nada.
La CUP consultará a su asamblea cuál debe ser su posición en un eventual debate de investidura del republicano si Esquerra y Junts alcanzan un acuerdo previo. La última vez que ocurrió eso, en 2015, un empate técnico estuvo a punto de provocar la primera repetición electoral en esta comunidad autónoma. Los cuperos vetaron a Artur Mas como presidente de la Generalitat. A última hora, el mismo día que expiraba el plazo para investir a un candidato, Mas dio un paso al lado y designó a Puigdemont para evitar la repetición de los comicios. Todo apunta que va en la misma dirección.