Una pelea entre dos parejas que comparten piso en Palma acaba con tres detenidos y varios heridos graves
Barras de hierro, palos y cuchillos, las improvisadas armas utilizadas utilizadas durante la pelea

Una violenta disputa en una vivienda del barrio de Pere Garau de Palma terminó con tres personas detenidas por la Policía Nacional, en un episodio que los vecinos califican de «increíblemente peligroso». Dos matrimonios que compartían el mismo hogar se enzarzaron en una pelea que comenzó con gritos y empujones, pero que rápidamente escaló a agresiones con objetos contundentes y amenazas con arma blanca.
Según detallaron fuentes policiales, los dos hombres implicados comenzaron a golpearse con puñetazos y patadas, hasta que cada uno utilizó lo que tenía a mano para defenderse o atacar: uno empuñó una barra metálica y el otro un palo de sombrilla, provocándose heridas de diversa gravedad. La intervención de la Policía Nacional fue inmediata, solicitando asistencia sanitaria para ambos y evitando que el conflicto se volviera aún más sangriento.
El origen de la disputa, según los propios protagonistas, estaba relacionado con la convivencia en el piso, concretamente con el uso de una de las habitaciones compartidas. Sin embargo, fuentes policiales aseguran que las disputas entre los matrimonios venían acumulándose desde hace meses, con denuncias previas por amenazas cruzadas.
El drama no terminó allí. Momentos antes de ser retirados de la vivienda, los agentes observaron que una de las mujeres presentaba una herida sangrante en la mano. Según explicó, la otra mujer la había amenazado con un cuchillo de cocina, lo que la llevó a empujar la hoja y provocarse un corte accidental. Por este motivo, la mujer que empuñó el cuchillo fue detenida como presunta autora de un delito de amenazas.
Los tres detenidos fueron trasladados a dependencias policiales para continuar con las investigaciones, mientras los vecinos del barrio aseguraron que nunca habían presenciado un episodio tan violento en la zona. La Policía Nacional señaló que la rápida intervención evitó que la situación derivara en un daño aún mayor.
El caso sirve como advertencia sobre los peligros que pueden surgir en conflictos de convivencia dentro de viviendas compartidas y pone de relieve cómo los roces cotidianos pueden convertirse en un escenario de violencia física extrema si no se gestionan adecuadamente.