El fuego de sexta generación de Sierra Bermeja: el agua de los aviones se evapora antes de llegar al suelo
El devastador incendio que asola la zona de Sierra Bermeja, en Málaga, está siendo, ya, el peor de la historia de España, por la cantidad de hectáreas arrasadas, más de 7.000, y por las dificultades inmensas que están teniendo los equipos de emergencias para combatirlos.
Según ha asegurado este lunes los estudiosos del comportamiento del fuego, el de Málaga es un incendio de los llamados de sexta generación. Su principal característica es que son capaces de modificar la meteorología de su alrededor por diversos factores como el humo o las dimensiones. Además, su comportamiento es errático, lo que plantea sin duda la mayor dificultad a la hora de combatirlos.
Basta un ejemplo para entender la casi imposibilidad de luchar contra ellos: las enormes dimensiones de su perímetro eleva tanto la temperatura que el agua que descargan sobre las llamas los aviones y los helicópteros no hace apenas efecto en las llamas al evaporarse antes de llegar a ellas.
Por este motivo los cerca de mil bomberos, miembros de la UME y voluntarios que luchan durante los últimos seis días en Málaga contra el incendio de Sierra Bermeja, sienten una enorme impotencia al ver que todas sus fuerzas y energías que están empleando apenar sirven para nada.
El concepto generación aplicado a los incendios significa que ha evolucionado su comportamiento en las últimas décadas. Están muy relacionados con el abandono forestal y el cambio climático. La conjunción de ambos factores hace que estos fuegos sean cada vez más intensos y violentos. Los incendios de sexta generación, los más recientes y destructivos, son capaces de producir sus propias nubes, que son los temidos pirocúmulos, por ello comentábamos que son capaces de modificar la meteorología.
Los pirocúmulos son un tipo de nube cumuliforme que se producen por fuego o actividad volcánica. Poseen una dinámica similar en ciertos aspectos a las tormentas de fuego, y ambos fenómenos pueden ocurrir simultáneamente. De todos modos, suceden también por separado y se diferencian para su estudio individual.
La portavoz del programa de Bosques de la organización WWF, María Melero, advierte de que estos incendios «de sexta generación» como el de Sierra Bermeja en Málaga son fenómenos «virulentos» y difíciles de controlar, que ponen en peligro tanto el medio ambiente como las vidas humanas y están vinculados al cambio climático.
Las condiciones «especiales» de su desarrollo y su «agresividad» han sido las que le ha dado el nombre de «sexta generación», ya que, en este caso en concreto, se han producido en el incendio unos «comportamientos muy erráticos y cambiantes», lo que resulta «muy peligroso» para la población y los medios de extinción.
Según Melero, estos superfuegos se caracterizan por unas condiciones «muy particulares» en comparación con los llamados ‘grandes incendios’ (aquellos que superan las 500 hectáreas), debido a que se forman «pirocúmulos», que son potentes columnas de aire caliente que se desprenden con la suficiente fuerza como para producir «sus propias nubes».
La ecologista de WWF ha explicado a EFEverde que, además, estos pirocúmulos provocan la propagación de pavesas, es decir, cenizas que caen a mucha distancia y que «pueden generar nuevos incendios», lo que hace que la extinción «sea mucho más complicada».
Estas condiciones provocan que el incendio sea «casi imposible» de apagar independientemente de los medios de extinción.
La agresividad y virulencia son dos de las características de estos fuegos, que ya se han producido en otros países como en Portugal, Chile, Australia o California. El caso de Sierra Bermeja ha destruido hasta la fecha más de 7.000 hectáreas forestales.
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