‘Rebel Moon. Parte I’: la gran decepción navideña de Netflix
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La superproducción que esperaba ser un fenómeno de masas en estas fechas se ha quedado a medio gas. Rebel Moon. Parte I: La niña de fuego es la gran decepción navideña de Netflix. Mucho lujo visual para una historia esquemática e innecesariamente rebuscada. Zack Snyder vuelve a demostrar el porqué estropeó él solito el universo cinematrográfico DC (La liga de la justicia, El hombre de acero, Batman contra Superman) haciendo gala de una dirección pomposa, abusando de la cámara lenta y con escena de acción confusas. Rebel Moon pretende iniciar una nueva saga galáctica a lo Star Wars, pero, de momento, no ha empezado con buen pie.
¿De qué va?
La historia, sin hacer spoilers, es la siguiente: una colonia pacífica en el borde de la galaxia está amenazada por los ejércitos de un regente tiránico llamado Balisarius. Los civiles desesperados envían a Kora, una joven que tiene un pasado misterioso, para buscar guerreros de planetas cercanos para ayudarlos a desafiar al regente. Hasta aquí todo normal. Es la enésima versión de Los siete samurais de Akira Kurosawa (es preferible la relectura que hizo Pixar con Bichos que la que nos ocupa). Con una estética retro futurista de inspiración soviética, la historia arranca planteándonos un universo simplón y mal contado. Hay un rey tirano, con una hija con poderes, pero son todos asesinados por un tirano mayor que tiene a sus órdenes a un malo peor que él y bla, bla, bla. Mucha paja para tan poca sustancia.
Netflix y las superproducciones que no funcionan
Zack Snyder coescribió el guión con Shay Hatten y Kurt Johnstad, basado en una historia que también creó el director con Johnstad. De hecho, en un principio, Snyder llamó a las puertas de Disney para colocar esta trama dentro del universo de Star Wars, pero lo rechazaron y decidió hacer un mundo original (que no deja de ser una copia de la obra de George Lucas) para que Netflix tuviese su propia franquicia galáctica. Y aquí volvemos a plantearnos el poco aceito que tiene el gigante del streaming de cara a sus superproducciones de acción. Cintas como Heart of Stone, The Gray Man, Spiderheard, The Adam Project, Bright o The Old Guard fueron promocionadas de manera excesiva, costaron millones y millones de euros y se olvidaron tan rápido como llegaron. Ése es uno de los talones de Aquiles de Netflix y, con Rebel Moon. Parte I: La niña de fuego, el problema se ha agravado.
Un mal casting y una historia aburrida
Rebel Moon. Parte I: La niña de fuego es, eso, una primera entrega; un capítulo piloto eterno que, simplemente, presenta personajes de manera mecánica y sin sorpresas. No hay atractivo en la historia ni en unos personajes poco tridimensionales que no pueden desarrollarse del todo. Tampoco ayuda un casting erróneo. Aunque Sofía Boutella (La momia) siempre ha sido muy efectiva para papeles de acción no es una buena elección para llevar el peso de la trama. Se supone que es una guerrera dura y ermitaña, pero se pasa dos horas y media poniendo morritos con la piel perfectamente hidratada. Luego tenemos a Charlie Hunnam (Hijos de la anarquía, El rey Arturo) en su enésimo intento por ser una estrella y demostrando, otra vez, que no es buen actor. El único que tiene pelín de pedigrí es Djimon Hounsou (Diamantes de sangre) pero se nota que lo que quería era cobrar el cheque y largarse. Lo más triste es ver como ha desaprovechado a la maravillosa Bae Doona (Sense8) con un personaje realmente absurdo.
El gran problema que ha tenido siempre Zack Snyder como narrador es, además de sus vicios visuales (esa cámara lenta en las escenas de acción y esa fotografía cursi que, prácticamente, destiñe) es su pomposidad, su pretenciosa idea de que querer ser relevante cuando sólo se le pide entretener y no sufrir vergüenza ajena como espectador. Su estilo le sirvió para 300 o Watchmen, pero, a partir de ahí, es increíble que le sigan dando millones y millones a este señor.