‘Los Bridgerton 3’: Penélope y Colin han protagonizado la mejor temporada
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Crítica (con spoilers) de la temporada 3 de Los Bridgerton que este jueves ha estrenado su segunda parte en Netflix. La historia de amor entre Penélope Featherington y Colin Bridgerton ha sido la estrella de estos ocho episodios que han ido subiendo en calidad y en emoción. Los últimos cuatro capítulos son adictivos, trepidantes y llenos de giros y sorpresas, incluso para los que ya han leído los libros escritos por Julia Quinn. Todo versa sobre la verdadera identidad de Lady Whistledown, la narradora de la historia, que ha pasado de ser una excusa argumental a todo un alegato sobre la independencia femenina. Un deleite visual de primer orden que pese a toda la parafernalia y ese aire culebronesco que se gasta, sabe jugar sus cartas y contar una historia potente con personajes inolvidables. Los Bridgerton es el ejemplo perfecto de cómo hacer mainstream de calidad, de como entretener sin necesidad de ser pueril. ¿Estamos ante la mejor temporada de las tres que se han emitido? Posiblemente sí. Al menos, es la más compleja.
Reinterpretar los clásicos
Lo que hizo Julia Quinn cuando comenzó la saga de Los Bridgerton reinterpretar las historias de Jane Austen y mezclarlas con elementos de la cultura pop como series como Gossip Girl. Al fin y al cabo, la sociedad noble y ociosa de la Inglaterra del siglo XIX es un clásico caldo de cultivo para los cotilleos más febriles. Shonda Rimes, esa todopoderosa productora estadounidense, vio en estas novelas la oportunidad de hacer, una vez más, lo que le da la gana y creó una ficción con reparto multiracial, música anacrónica y un empoderamiento femenino encorsetado por las costumbres de la época.
La narradora de Los Bridgerton siempre ha sido Lady Whistledown ( a quien pone voz la maravillosa e idolatrada Julie Andrews), una cronista anónima que publica una revista destapando todos los secretos de la alta sociedad londinense. Sólo al final de la primera temporada se supo que Whistledown era, en realidad, Penélope Featherington, la vecina tímida y con sobrepeso de los Bridgerton.
En la segunda temporada, Penélope es descubierta por su mejor amiga, Eloise Bridgerton, quien rompe su relación con ella. Y así comienza la tercera entrega, con Featherington triste y profundamente enamorada de Colin Bridgerton, alguien que siempre la ha visto como una amiga.
Colin decide ayudar a Penélope a encontrar marido y para ello le da lecciones de seducción. El plan se va al traste tras ser descubierto y Penélope le pide a su amigo que le de un beso ya que cree que se quedará soltera toda la vida y no quiere morir sin tener esa experiencia. El joven Bridgerton acepta y, a partir de ahí ,es él el que empieza a sentirse atraído por su vecina. El final del cuarto capítulo es para aplaudir: Colin le confiesa su amor a Penélope y le pide matrimonio, en una escena con algo de sexo manual de por medio y en un carruaje. Todo esto en lo que vimos en los cuatro primeros episodios de la tercera temporada estrenados el pasado 16 de mayo. Pero aún quedaba lo mejor…
Lady Whistledown sale a la luz
Los últimos cuatro episodios estrenados en Netflix versan sobre la complicada situación de Penélope: ¿Podrá aguantar el secreto de su otra identidad? ¿Qué ocurrirá cuando su prometido se entere? ¿Tendrá que renunciar a lo que es, a lo que le apasiona, por amor? Es así como Lady Whistledown, que comenzó como una excusa narrativa, se convierte, no sólo en el eje central de la trama, sino en un arma feminista que representa lo que las mujeres han de esconder, sus propios anhelos y creencias. «Las mujeres no tienen sueños, tienen maridos», le dice la madre de Penélope a su hija cuando ella reivindica que tiene más planes en la vida que estar casada y tener descendencia. Y es la pluma, en realidad, el verdadero poder que tiene la joven Featherington, su auténtica esencia.
En los capítulos recién estrenados se dan muchas vueltas alrededor del secreto de la protagonista (quizá demasiados). Es así como la villana de la función, Cressida (Jessica Madsen), hace de las suyas, primero haciéndose pasar por Whistledown y luego chantajeando a Penélope. Pero Cressida, por muy mezquina que sea, es también una víctima de un sistema opresor que no da tregua a las mujeres. En realidad, ella y Penélope son iguales, ansían la libertad, aunque una tiene talento y la otra no.
También es muy interesante ver cómo reacciona Colin al descubrir la doble identidad de su amada. Hay una escena clave en el que él viene a expresar que lo que le molesta no es que ella tenga un secreto, sino que sea más inteligente que él y que no le necesite. «Sólo ámame, sólo te pido eso», le responde Penélope.
La trama principal de la tercera temporada de Los Bridgerton funciona bastante bien (cierto es que podrían haberse ahorrado ciertos giros) pero son algunas historias secundarias las que parecen estar ahí para hacer bulto y nada más . Es el caso, por ejemplo, de la de Will Mondrich, el exboxeador y dueño de un bar que, de repente, hereda un título nobiliario. Tampoco llega a ninguna parte el nuevo objeto amoroso de la matriarca Bridgerton aunque suponemos que eso se desarrollará más adelante.