Andrew Lloyd Webber habla del trauma que vivió al ver su musical «Cats» en el cine
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La versión musical de Cats que Tom Hopper llevó a la gran pantalla posiblemente puede estar considerada como uno de los más grandes fracasos cinematográficos de la última década. Algo que si nos paramos a analizar detenidamente, sesgando cada uno de los miembros de equipo, su descalabro supone una auténtica sorpresa. Para empezar, porque el propio musical es uno de los más famosos de la historia, pero es que además no escogieron a “un cualquiera” para llevar a cabo el proyecto. Hopper tenía un Oscar al Mejor Director por El discurso del Rey, la solvencia de narrar una historia como La chica danesa y la experiencia de haber rodado un musical multipremiado de la talla de Los miserables. Por último, el reparto no podía ser más espectacular: Judie Dench, Idris Elba, Jason Derulo, James Corden y Mette Towley entre muchos otros.
El resultado, gran parte por la culpa de un diseño de producción y efectos especiales horrible, fue un desastre de proporciones bíblicas. Cats tiene un 32 de puntaje en Metascore y una nota media de 2,7 en IMBD, recaudando 75,5 millones de dólares, cuando contaba con un presupuesto que rozaba los 100. A ninguno de los participantes le gustó y por lo que sea (nótese la ironía), al compositor original Andrew Lloyd Webber tampoco. El músico aseguró que Cats “estaba absolutamente mal en todos los sentidos”. Unas declaraciones que se sumaron a un “Oh, Dios,no”, esas mismas palabras que él mismo cuenta sobre qué es lo que se le vino a la cabeza cuando la estaba viendo.
Para añadir más comicidad al asunto, resulta que la cosa derivó en un trauma por el que terminaría comprándose un perro: “Fue la primera vez en mis 70 y pico años de vida en este planeta que salí de mi casa para comprarme un perro (…) Así que lo único bueno que ha salido de esta cosa es mi cachorrito”. Lo de trauma no lo dice por decir, sino que es algo real y reconocido que su fiel amigo representa una necesidad terapéutica. Así lo mantiene a su lado en los viajes en avión, en los que cuando le preguntan si tiene algún informe médico que pueda demostrarlos, contesta sin tapujos “sí, miren lo que Hollywood le ha hecho a mi musical Cats”. Un argumento por el que no le piden ya ningún justificante oficial sanitario.