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El iPhone 15 Pro me dejó con la boca abierta una oscura noche de noviembre

El iPhone 15 Pro me dejó con la boca abierta una oscura noche de noviembre
Cámaras iPhone 15 Pro
Nacho Grosso
  • Nacho Grosso
  • Cádiz (1973) Redactor y editor especializado en tecnología. Escribiendo profesionalmente desde 2017 para medios de difusión y blogs en español.

De la cámara del iPhone siempre se ha dicho que ha ido haciendo un camino progresivo y, a día de hoy, se encuentra al nivel de cualquier tope de gama de otro fabricante. Es más, y esto es una opinión particular y subjetiva, creo que no hay ahora una cámara igual que la del iPhone 15 Pro Max, si bien en la actualidad tengo a su hermano menor, el iPhone 15 Pro. Y una prueba de ello es la historia que voy a contarte.

La noche y el iPhone 15 Pro

Hace unos días tuve la oportunidad de pasar unas jornadas en plena comarca de La Manchuela albaceteña. Un lugar por descubrir que está marcado por el devenir del Río Júcar, que es el que traza su paisaje. Era un buen momento para hacer alguna foto y quedarme para siempre lo que estaban viendo mis ojos.

Como se puede apreciar, el marco ayudaba a que las fotografías fuesen interesantes, y disparar se hizo algo sencillo. Sin apenas tocar ningún parámetro, el iPhone retrata con extrema fidelidad aquello que estaba disfrutando.

Pero iba a pasar la noche allí, en una pedanía de 14 habitantes y la soledad sería mi aliada. Tras la cena, me alejé unos metros del pequeño núcleo de población y bajé a la orilla del río. Preparé mi iPhone, aunque tampoco era necesario hacer demasiado, ya que en situaciones de poca luz, el modo Noche se activa automáticamente. Esto quiere decir que, al pulsar el disparador, el obturador se mantiene abierto unos segundos para capturar más luz y mejorar las condiciones de la foto., tal y como haces con una cámara profesional. Lo dejé de manera automática, aunque puedes variar a tu antojo la exposición. No quise complicarme, que fuese el teléfono quien lo determinase.

La situación a pie de río dejaba distinguir algo el cerro que tenía enfrente, ya que la Luna se encontraba detrás, pero la luz era insuficiente. El frío empezaba a hacer mella, así que me puse a hacer fotos.

Tal y como puede verse en los resultados, 3 segundos bastaron para tener un resultado excelente. La escena aparecía bañada de luz y podían comprobarse todos los detalles. El bosque, los riscos, el puente del fondo, el cielo….

Apenas salía de mi asombro, ya que un simple teléfono es capaz de hacer magia. No hay que perder el norte, un móvil no va a competir por cuestiones físicas con una cámara profesional. Pero para gente como tú y como yo, simples aficionados a capturar momentos, es más que suficiente.

Deje la orilla del río y recorrí un poco de camino por un lugar en el que a esas horas no pasaba nadie. Una simple mirada al cielo, sin contaminación lumínica, era ya de por sí un espectáculo. Más estrellas que las que mi mente podía procesar me servían de techo.

De mis tiempos de aficionado a la astronomía, cuando era un adolescente, podía identificar el cúmulo de las Pléyades y alguna más. Estaba extasiado viendo esta maravilla. Así que repetí el proceso, iPhone al cielo y a disparar. Aquí lo que fue capaz de recoger.

Más de lo mismo, sin perder el norte de que se trata de un teléfono, los resultados dejan con la boca abierta. Aparecían muchas más estrellas que las que el ojo humano puede ver. Un espectáculo que no solo se ha quedado grabado en mi memoria, sino que gracias a la tecnología tengo para siempre.

Sí, quizás no sean fotos buenas. Ni soy fotógrafo ni tengo el conocimiento, ni el equipo ni nada similar, pero pensar que el teléfono que llevo en el bolsillo hace estas cosas es sencillamente increíble.

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