El día que olvidé mi cartera pero no mi móvil: así sobreviví en Londres


Era marzo y mi destino era Londres. Todo parecía en orden: maleta lista, pasaporte en el bolsillo de la chaqueta, billete digital en el móvil y la tranquilidad de tenerlo todo bajo control. Pasé el control de seguridad en Barajas como tantas otras veces, dejando el portátil, el cinturón y la cartera en la bandeja de plástico. Recuperé mis cosas, me identifiqué con el pasaporte en el embarque y subí al avión sin notar nada raro.
Solo cuando ya estábamos sobrevolando el Cantábrico, una imagen nítida se coló en mi cabeza, la cartera, descansando plácidamente en la bandeja del control de seguridad. Sentí un vuelco en el estómago, no sin antes comprobar mis bolsillos. Dentro estaba mi tarjeta, DNI, tarjeta sanitaria, algo de efectivo y el bono transporte. No había forma de volver atrás. ¿Recuerdas la escena de la película «Solo en Casa» ? Pues eso.
La salvación en el bolsillo
Lo primero que hice al aterrizar en Heathrow fue anular la tarjeta física desde la app del banco. Por suerte, la tarjeta virtual seguía activa y Apple Pay estaba listo para funcionar. La prueba de fuego fue en la máquina del metro, acerqué el teléfono al lector y, ¡bingo! pago aprobado.
Desde ese momento, todo fue bien. En el Tesco, cafeterías, tiendas y transporte, pagar con el móvil era lo más natural del mundo. Incluso pude sacar efectivo en un cajero contactless como reserva en esos pocos lugares donde solo aceptaban cash.
Barreras y sustos durante el viaje
A pesar de las facilidades, hubo algún momento incómodo. En el mercadillo callejero de Portobello, el datáfono del vendedor no funcionaba y no tenía cambio de 50 libras, así que tuve que desistir. Y aunque el hotel ya estaba pagado, al llegar temí que me pidieran una tarjeta física como garantía. Por suerte, bastó con mostrar la reserva y el pasaporte.
Soluciones improvisadas
El móvil se convirtió en mi cartera digital, mi gestor de documentos y mi salvavidas. Llevaba mi DNI en la app, sin validez legal todavía, y el pasaporte estaba conmigo. No era un indocumentado en un país fuera de la Unión Europe.
Reflexiones sobre la dependencia del móvil
Ese viaje me hizo ver que en una ciudad tan digitalizada como Londres es posible moverse solo con un móvil. Pero también me enseñó que dependes por completo de que el teléfono funcione, tenga batería y conexión. Mi batería externa pasó a ser casi tan importante como el pasaporte.
Consejos para viajeros despistados
De esta experiencia me quedo con varios aprendizajes:
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Activa y prueba un método de pago digital antes de viajar.
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Guarda copias digitales de tu documentación en un lugar seguro.
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Lleva siempre una batería externa
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Comprueba si tu destino acepta pagos sin contacto de forma generalizada. No es lo mismo Londres que Pekín.
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Ten un contacto de confianza que pueda ayudarte a distancia.
Volví a España con el mismo pasaporte con el que salí y, en el mostrador de Gatwick, pude identificarme sin problema. Es más, no enseñé documentación porque el personal estaba más pendiente de una despedida de soltero que estaba formando escándalo más que de otra cosa. La cartera, eso sí, tardó un poco más en regresar a mis manos, concretamente un mes. Pero me llevé de recuerdo una lección práctica, con un móvil bien configurado, es posible sobrevivir incluso a un olvido tan serio. Puedes olvidar la ropa, el cargador e incluso la maleta, y aún así apañártelas. Pero si olvidas el móvil, prepárate para vivir tu propia versión de “Supervivientes” en formato urbano.