Detenido un hombre en tratamiento psiquiátrico por matar a su padre a tiros en Guntín (Lugo)

La Guardia Civil ha detenido este viernes a un hombre en Guntín (Lugo) por matar a su padre a tiros. Ha ocurrido en la parroquia de Entrambasaguas este mediodía. El varón, de mediana edad, acabó con la vida de su progenitor con un arma de fuego y advertidos por sus familiares los guardias se presentaron de inmediato en el lugar y le detuvieron sin que opusiera resistencia.

Minutos después, los agentes tras registrar el lugar de los hechos hallaron en la vivienda del suceso la escopeta de caza registrada a nombre del hijo, con la que supuestamente acababa de disparar mortalmente sobre su padre.

El suceso ha tenido lugar poco antes de las 14:30 horas cuando el 112 recibió la llamada de alerta para trasladar al lugar de los hechos a un equipo de psicólogos.

Todo ocurrió en la vivienda que compartía el detenido y su familia con sus padres. El agresor tiene 47 años y su padre, asesinado, 76 años.

El detenido ha sido trasladado en primera instancia a la Comandancia de la Guardia Civil de Lugo, donde comenzó a recibir atención psiquiátrica ya que estaba bajo tratamiento por ese tipo de dolencias desde hace unos meses. Finalmente, ha sido trasladado al hospital tras sufrir una crisis aguda de ansiedad.

La alcaldesa de Guntín, María José Gómez, ha mostrado su consternación por lo sucedido este viernes en el seno de una familia que ha calificado de «ejemplar».

Segundo crimen en una semana

Precisamente, este miércoles la Guardia Civil detenía también en Lugo, en Sarria, a un hombre de 55 años en relación con cadáver que encontraron el mismo día en una alcantarilla ubicada en una nave abandonada del municipio de Rábade.

Se trata de un hombre de nacionalidad portuguesa que residía en la nave en la que fue localizado el hombre sin vida y que terminó confesando haber matado a la víctima tras una discusión sin importancia.

La víctima, de 40 años, había sido vista con vida por última vez el 31 de diciembre y desde entonces se desconocía su paradero. Su cuerpo, rescatado de la alcantarilla diez días después, tenía señales evidentes de heridas mortales producidas con un hacha.

El homicida, ya en prisión provisional, aseguró durante su declaración ante la juez que conocía a la víctima porque era repartidor de paquetería y en ocasiones pasaba por la nave para beber y consumir alguna droga. El arrestado se mostró arrepentido y colaborador e intentó justificar el crimen debido a su adicción al alcohol.