Condenado a 4 años de cárcel un salvadoreño que abusó de una mujer y mordió a un policía en Navarra

El salvadoreño de 39 años Wilfred Ernesto G., con antecedentes penales previos, va a tener que cumplir 4 años y tres meses de prisión por abusar de una mujer y agredir a los policías que le detuvieron en Pamplona en el año 2022. El Tribunal Superior de Justicia de Navarra ha rechazado sus recursos y confirmada la sentencia ante la que cabe recurrir ante el Tribunal Supremo. Así, la Sala de lo Civil y Penal del TSJN confirma las penas establecidas en su día por la Audiencia por los delitos de agresión sexual, dos años y seis meses, y atentado a la autoridad, un año y nueve meses. Además, el acusado tendrá que indemnizar con 3.120 euros a la víctima por las lesiones y con otros 3.000 euros por daño moral. También tendrá que indemnizar con 130 euros al policía que lesionó.

Los hechos enjuiciados se produjeron sobre las 3:30 horas del 8 de mayo de 2022, cuando el encausado se acercó corriendo a la mujer que caminaba por la Vuelta del Castillo en la zona más cercana a los fosos. El agresor atacó a la víctima por la espalda, le agarró del cuello, la zarandeó y le quitó el teléfono por el que estaba hablando lanzándolo contra el suelo. Luego le desabrochó el abrigo con violencia y le manoseó el pecho.

La víctima reaccionó a la agresión gritando con fuerza hasta que alertados por sus gritos de auxilio llegó un grupo de cuatro jóvenes que puso en fuga al agresor. El salvadoreño no llegó muy lejos en su fuga ya que una patrulla de la Policía Municipal de Pamplona le vio escapando a la carrera y decidieron seguirle. Lo encontraron más adelante escondido en unos arbustos de un parque, donde le detuvieron. Los agentes también recuperaron el bolso de la víctima en las cercanías del lugar y más tarde el teléfono móvil que le había arrebatado el acusado. La mujer fue asistida por los servicios médicos de fuertes dolores de espalda y en la mandíbula, provocados por la violencia del ataque.

Mordió a un policía

Ya en las dependencias de la Policía Municipal, el agresor aprovechó su traslado del vehículo policial a las dependencias policiales para atacar a los agentes, mordiendo a uno de ellos en la mano y dándole un cabezazo en el pecho tirando al agente al suelo. El policía resultó lesionado en una muñeca debido a la caída. No era la primera vez que este hombre atacaba a la Policía, ya que había sido condenado en el año 2019 por un delito de resistencia a los agentes.

En su día, la Audiencia Provincial condenó a la misma pena al acusado, entre otras cosas porque la víctima le reconoció enseguida. El tribunal consideró que el delito de agresión sexual había quedado acreditado porque la acción del salvadoreño «tenía un claro contenido sexual, pues ninguna otra explicación cabe deducir de dicha acción, que no puede considerarse se debiese a un mero roce o fuera fugaz, cuando es evidente que si el agresor después de usar la fuerza, tiró el móvil e intentó desabrochar el abrigo a la denunciante, era que concurría una intencionalidad clara de contenido sexual».

Respecto a la autoría del acusado, «debe decirse que si no llegó a verle la cara fue por la forma en que se produjo la agresión, desde atrás, porque llevaba capucha, y porque al gritar y acercarse un grupo salió corriendo, la víctima indicó con inmediatez a los agentes que acudieron que la persona que le agredió tenía una altura de 1,60 que vestía de color oscuro y con capucha». Es más, la mujer se ratificó en el juicio y expresó que no tenía ningún tipo de duda, tanto por las características del agresor como por la ropa que vestía.

La defensa recurrió la sentencia de la Audiencia Provincial pero ahora, la Sala de lo Civil y Penal del TSJN, desestima el recurso de la defensa y vuelve a determinar que el inculpado cometió un delito de agresión sexual al sujetar con fuerza por detrás a la mujer, desabrocharle el abrigo y tocarle el pecho.

La persona detenida minutos después, destaca el Tribunal, «coincidía en
altura y vestimenta con la descripción que desde el primer momento dio la víctima, quien minutos después, desde el interior de un vehículo policial vio al agresor y corroboró que se ajustaba a las características descritas».