De triunfar en ‘GH’ a trabajar en el aeropuerto: el cambio radical del concursante que no dejó indiferente a nadie
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Jorge Berrocal llegó muy lejos, pero se vio obligado a cambiar de ruta
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La primera edición de Gran Hermano no sólo cambió para siempre la historia de la televisión en España, sino que también transformó la vida de quienes participaron en aquel experimento social sin precedentes. Emitido por primera vez en el año 2000, el formato aterrizó en la parrilla con una propuesta desconocida hasta entonces: encerrar a un grupo de personas anónimas bajo la mirada constante de las cámaras y dejar que el público asistiera, casi en tiempo real, a sus emociones, conflictos y vínculos más íntimos. La ausencia de referentes previos hizo que aquellos concursantes se mostraran con una naturalidad hoy difícil de imaginar, sin estrategias ni discursos calculados.
El éxito fue inmediato y arrollador. Las audiencias acompañaron desde el primer momento, pero el verdadero impacto llegó a través de los protagonistas, que conectaron con millones de espectadores precisamente por su autenticidad. Entre todos ellos, uno destacó especialmente por su intensidad emocional, su forma de expresarse y su implicación sentimental dentro de la casa: Jorge Berrocal. Dos décadas después, su figura sigue despertando curiosidad, sobre todo por el marcado contraste entre la fama que alcanzó entonces y la vida discreta que ha elegido llevar ahora.
La historia de Jorge Berrocal
Nacido en Zaragoza, Jorge Berrocal tenía 25 años cuando decidió presentarse a Gran Hermano, dejando atrás su carrera como militar para participar en un formato del que nadie conocía aún las consecuencias reales. Dentro de la casa se convirtió en uno de los concursantes más recordados de la edición gracias a su carácter apasionado y a frases que han quedado grabadas en la memoria colectiva del país. Expresiones como «¿quién me pone la pierna encima para que no levante cabeza?» o el inolvidable «no lloréis, que me voy a casar con ella» forman ya parte de la historia de la televisión.

Ese «ella» era María José Galera, la primera expulsada del programa y protagonista, junto a Berrocal, de una de las historias de amor más comentadas de aquella edición inaugural. Su relación continuó siendo objeto de atención mediática incluso después de finalizar el concurso, tanto durante el tiempo que permanecieron juntos como tras su posterior ruptura. Años después, Galera volvió puntualmente a la televisión para apoyar a su hija Laura, concursante de GH 19, reavivando el recuerdo de aquella primera edición que lo cambió todo.
La vida después de ‘GH’
Tras su salida del programa, Jorge Berrocal vivió durante un tiempo ligado al universo televisivo. Participó en espacios de gran popularidad como Crónicas Marcianas o Hotel Glam, y aprovechó la notoriedad alcanzada para explorar distintas facetas profesionales. Llegó incluso a crear su propia productora audiovisual en Zaragoza y a probar suerte en el mundo de la interpretación, en un intento por consolidar una carrera más estable dentro del sector.
Sin embargo, esa etapa tuvo fecha de caducidad. Lejos de prolongar indefinidamente su presencia en los platós, Berrocal optó por dar un paso atrás y alejarse por completo del foco mediático. Una decisión poco habitual en una época en la que muchos ex concursantes han tratado de mantenerse en primera línea a cualquier precio. En su caso, la retirada fue consciente y definitiva, marcada por el deseo de construir una vida más tranquila y alejada de la exposición pública.
La nueva vida de Jorge Berrocal
El nuevo rumbo de Jorge Berrocal le llevó hasta Málaga, ciudad en la que reside actualmente y donde ha desarrollado su faceta profesional más desconocida para el gran público. Hoy, trabaja en el aeropuerto de Málaga como agente de rampas, un puesto esencial en la operativa diaria de los vuelos y muy alejado del universo televisivo que le dio fama. Sus funciones están relacionadas con la coordinación de vuelo, una labor que exige precisión, resistencia física y una gran capacidad de trabajo en equipo.
En 2024, el propio Berrocal explicaba que aspiraba a seguir progresando dentro del aeropuerto y a obtener el puesto de conductor y coordinador de vuelo, un objetivo que no resulta sencillo. En una entrevista concedida a la revista Lecturas, reconocía las dificultades añadidas que implica competir profesionalmente con compañeros mucho más jóvenes: «Tengo que estar al mismo nivel de chavales de 25 y eso al final desgasta físicamente porque yo tengo que demostrar mi valía para que apuesten por alguien de mi edad». Una reflexión que evidencia el esfuerzo y la determinación con los que afronta esta etapa.
Si en lo profesional Jorge Berrocal ha encontrado un camino sólido y alejado de la fama, en lo personal también atraviesa un momento de estabilidad. Desde 2016 está casado con su pareja, Marina, con quien mantiene una relación desde hace más de 14 años. Juntos han construido un proyecto de vida discreto, lejos del ruido mediático, y miran al futuro con ilusión.