Patricia, la madre de Gabriel Cruz, escribe una conmovedora carta a su ‘pescaíto’ un mes después
Patricia Ramírez, madre del niño de ocho años Gabriel Cruz, ha hecho pública una carta en la que cuenta a su hijo «la marea de enorme amor» que suscitó su búsqueda y se mantiene un mes después de su desaparición y muerte en Las Hortichuelas, Níjar (Almería), y agradece que «cada rincón» de Almería y España se haya llenado «de su amor con solo ver tu sonrisa».
La misiva, remitida a los medios de comunicación a través de los portavoces de la familia, da las gracias «en nombre» del pequeño por el «respeto, ayuda, y desinterés» de «gente buena» que «nos hace la vida un poco más fácil a nosotros y al resto», y por que haya «guardado la rabia y mantengan los ‘pescaítos’ en sus corazones, haciendo que tu marcha tenga cierto sentido».
«Hoy hace un mes mi amor y todavía se mantiene esa marea de enorme amor que has generado y surgen miles de propuestas de gente buena, como en la canción, cuyo fin no son ellos mismos sino hacer un mundo mejor contigo como estandarte», señala carta.
Patricia relata a Gabriel que, desde que desapareció el 27 de febrero, le buscaron «por tierra, mar y aire» y le habla del «revuelo que montamos para encontrarte», que «nunca podrías imaginar».
«Vinieron muchos policías, bomberos, grupos de Protección Civil, corredores, espeleólogos, montañeros, escaladores y miles de voluntarios a patear todas las montañas de tus siempre añoradas y bien vividas Hortichuelas y Las Negras. También helicópteros, Gabriel, los mejores medios a tus pies, a los de papá y míos, para que volvieses con nosotros. ¡Si vieras con las ganas y fuerzas con las que te buscaban te caerías de culo!», detalla.
Resalta que estos profesionales y voluntarios «le amaron tanto, que se olvidaron de sus vidas por unos días para entregarse a ti y a tu eterna sonrisa». «Hijo mío, me hubiera gustado, tanto, tanto, tanto, que hubieses sentido tanto amor por todas partes, de gente buena donde no cabe protegerse con escudos ni armaduras… todos reunidos ante ti con el único fin de verte sonreír de nuevo», añade.
Repleta de guiños cómplices con su hijo, Patricia hace someras menciones en la carta a la «más oscura maldad y pesadilla», Ana Julia Quezada —quien era pareja del padre del niño—, quien causó su muerte y le cuenta que «afortunadamente el consuelo más alentador es saber que te fuiste feliz y no sentiste el peso de la más injusta atrocidad sobre ti».
«Te gustará saber que miles de niños y adultos cantan y ponen girasoles y luz en sus miradas cada mañana. Son esa buena gente que no miran para otro lado y que ahora cuidan a papá y a mamá. A toda esa marea de gente quiero darle las gracias en tu nombre por su respeto, su ayuda, desinterés y por hacernos la vida un poco más fácil», concluye.