Un tabique nasal roto, varias heridas de diversa consideración y una familia entera detenida en comisaría. Aunque parezca el resultado de una importante operación policial se trata del resultado de un control de tráfico de los más rutinario en una rotonda de Avilés, en Asturias. Los agentes preparan un control más de cara a las fiestas navideñas. Mucho que controlar: respeto de confinamientos zonales, distancia social y uso de mascarillas entre no convivientes dentro de los vehículos, estado general de los coches, estado de los conductores. Los agentes deciden parar a un pequeño vehículo de color rojo. De un vistazo se dan cuenta de que el coche no puede seguir su trayecto. «Coloquialmente hablando estaba circulando con cada rueda de su padre y de su madre». Es la forma más gráfica en la que un agente de policía de Avilés explica a este periódico el estado de las cubiertas del vehículo.
La única conclusión posible era inmovilizar el coche y sancionar al conductor, un varón al que acompañaba como copiloto su hermano menor de edad. Los ánimos se caldean y acaban llegando a la zona el padre, la madre y otro hermano de los ocupantes del vehículo. El padre se niega a que se lleven el coche y se sube a bordo. Los policías lo convencen para que baje y el mismo agente consigue cerrar el coche por fin vacío para que se lo lleven. De repente recibe un brutal golpe en la cara. Tabique nasal roto. El autor el menor que circulaba como copiloto en el coche.
Al final todos detenidos tras violentos forcejeos. Padre y madre de 40 y 18 años y sus tres hijos de 15, 16 y 18 años. Todos acusados de desobediencia grave, atentado y lesiones. De los policías, media docena al hospital, incluido el del tabique roto. Y todo por cuatro ruedas en mal estado.