Medicina antiage

Sofocos al sol: claves para sobrevivir al verano durante la menopausia

Los alimentos aportan también la cantidad hídrica necesaria para la hidratación correcta

menopausia verano
Una playa española en pleno verano.
Diego Buenosvinos

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Calor. Calor. Calor. Es la palabra de los últimos veranos, en los que los termómetros alcanzan temperaturas de récord, ya incluso desde antes de que la estación haga su entrada oficial. Nadie escapa a la sensación de agobio y fatiga que produce el mercurio, pero si hay alguien que lo sufre, especialmente esas son las mujeres que atraviesan la menopausia.

Y es que al bochorno externo hay que sumar el interno, que se presenta en este periodo vital en forma de sofocos debido al descenso hormonal. Lo explica desde Neolife la doctora Yéssica Sánchez, quien señala a los responsables de esta alteración del «termostato» femenino, los estrógenos. Al irse perdiendo los niveles de esta hormona, el hipotálamo, la zona del cerebro donde se regula la temperatura del cuerpo, ve alterada esta función.

Así, en verano, el calor ambiental actúa como un «gatillo», un desencadenante que intensifica los sofocos, los sudores nocturnos y la dificultad para dormir. El cuerpo ya está intentando regularse, y el calor externo no ayuda.

Además, explica la experta, las altas, a veces altísimas, temperaturas, pueden empeorar la niebla mental, la fatiga y la irritabilidad. Estos síntomas, ya comunes en la menopausia, se amplifican cuando el sueño se ve interrumpido por el calor o los sofocos, afectando al rendimiento cognitivo y el estado de ánimo.

¿Qué consejos podemos ofrecer para paliar los efectos de esta confluencia de sofocos internos y externos?

Lo primero es no descuidar la hidratación. Si tomar líquidos para asegurar el funcionamiento óptimo de las funciones vitales resulta crucial en esta época del año y a todas las edades, en la menopausia lo es más, aclara la Dra. Sánchez, se recomienda beber entre 2 y 2,5 L de agua al día (con variaciones según la dieta, el sudor y la actividad física de cada persona), en la menopausia esta cantidad puede no ser suficiente. Para conocer las necesidades, desde Neolife aportan una fórmula con la que conocer los requerimientos individuales. Esto es, el peso del cuerpo en kg dividido entre 7 es igual a vasos de agua de 250 ml que necesitas consumir al día. Por ejemplo, si pesas 70 kg / 7 = 10 vasos de 250 ml que son 2,5 L.

Los alimentos aportan también la cantidad hídrica necesaria para la hidratación correcta. Los productos de temporada son la clave y aquí el consejo es apostar por una dieta rica en frutas, verduras y proteína, sin olvidar las legumbres, que pueden tomarse ahora en ensaladas y cremas frías, y las carnes magres, que también pueden cocinarse en escabeche u otras presentaciones frías. Todo ello sin olvidar las sopas frías, gazpacho, ajoblanco y salmorejo, por ejemplo, que refrescan, hidratan y aportan minerales y vitaminas contra la fatiga muscular.

Hidratación interna

Hidratación interna, pero también externa. El calor es un agente tóxico para la piel. La pérdida de hormonas lo es también. Por eso, la doctora recuerda que el cuidado de la dermis en la menopausia no es un mito, es una necesidad real. La piel, al perder colágeno y elasticidad por la caída hormonal, es más vulnerable al daño solar. Por ello, es esencial el uso diario de protector solar, ropa adecuada y evitar las horas punta de radiación.

Exponerse a los rayos UVA sí, pero con control, ya que el sol es el recurso principal para la obtención de vitamina D. Hacerlo durante diez o quince minutos diarios (siempre en las horas de menor radiación), aunque solo sea en piernas y brazos es clave para el sistema inmune y la salud ósea, en especial en esta etapa donde lo que más cuidamos es el hueso para prevenir descalcificación y fracturas. «Además, en la menopausia el bajo estado de ánimo es una de las quejas más frecuentes de nuestras pacientes y la luz solar contribuye a la sensación de bienestar, reduciendo el riesgo de ansiedad o depresión. Sin duda, la vitamina D es crucial».

Medicina antiage

En cuanto a lo que no debe hacerse si se está atravesando la menopausia y es ya verano, la doctora recomienda evitar las comidas y cenas copiosas, a la vez que evitar que estas últimas se produzcan a horas tardías. Alimentación frugal a final del día y dormir con sábanas que transpiren, mejor si son de algodón. También evitar el alcohol y el tabaco, así como el ejercicio a las horas de más calor.

La menopausia finaliza la endocrina y especialista en medicina antiage, no es una enfermedad, pero sí una etapa que requiere atención. En verano, con temperaturas elevadas, escuchar al cuerpo, cuidarse e hidratarse es más importante que nunca. Con una buena planificación, es posible disfrutar del sol… ¡sin quemarse por dentro ni por fuera!

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