Ni flotadores ni chalecos: lo que los mayores de 65 años deben hacer antes del baño para no ahogarse este verano

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Cuando el calor aprieta, muchas personas mayores ven en el agua una oportunidad perfecta para refrescarse y mantenerse activos. Pero más allá del placer que brinda nadar, existen riesgos reales que no deben subestimarse.
En la tercera edad, el bienestar y la seguridad van de la mano, y prepararse antes de entrar al agua es una responsabilidad que puede marcar la diferencia entre un día placentero y una tragedia evitable.
Esto es lo que deberías hacer antes del baño para evitar ahogamientos este verano
Antes de planear un baño en la piscina o en el mar, es esencial visitar al médico de cabecera. Este paso no es un simple formalismo, sino una medida de prevención vital.
Los adultos mayores suelen convivir con enfermedades crónicas o seguir tratamientos farmacológicos que pueden alterar su percepción, equilibrio o energía. Algunos medicamentos como los antihistamínicos, antihipertensivos o sedantes pueden inducir somnolencia, reducir la presión arterial o limitar la movilidad.
Según informan los expertos de Elder Advisory Group, muchos de estos efectos secundarios se amplifican en el agua, donde un leve mareo puede convertirse en una pérdida de control.
Además, algunos tratamientos aumentan la sensibilidad al sol o impiden una adecuada regulación térmica, lo cual eleva el riesgo de golpe de calor o hipotermia. Por eso, una revisión médica personalizada garantiza que cada persona conozca sus límites y pueda disfrutar del agua con seguridad.
Recomendaciones clave para evitar ahogamientos en personas mayores
Además del aval médico, el entorno y la preparación física son cruciales. La natación requiere atención, energía y condiciones adecuadas. Estos son algunos consejos básicos:
- Evita nadar bajo los efectos del alcohol, ya que este disminuye la coordinación motora y altera la percepción del riesgo: la combinación con altas temperaturas, como las de un jacuzzi, puede ser especialmente peligrosa.
- Controla la temperatura del agua: nadar en aguas frías (menos de 21 °C) puede provocar hipotermia. Por otro lado, hacerlo en aguas demasiado calientes (más de 40 °C), deshidratación o fatiga.
- Manténte hidratado: el esfuerzo físico y el calor del verano pueden causar deshidratación, mareos o calambres. Bebe agua antes, durante y después de nadar.
- Usa protector solar resistente al agua: la piel madura es más vulnerable a los rayos UV. Aplícate el protector media hora antes de la exposición y repite su aplicación tras salir del agua.
Medidas de seguridad acuática para adultos mayores en verano
El lugar donde se nada también influye. Es importante asegurar superficies antideslizantes alrededor de la piscina y eliminar obstáculos que puedan provocar caídas. En el caso de playas o lagos, evita tirarte de cabeza en aguas desconocidas y respeta las señalizaciones.
Asimismo, nunca nades solo. A cualquier edad, pero especialmente después de los 65, contar con compañía es una barrera fundamental frente a accidentes inesperados. Ya sea un calambre, un mareo o una situación médica, tener a alguien cerca puede salvarte la vida.
Además, aprender RCP (capacitación de reanimación cardiopulmonar) es importante. Según Elder Advisory Group, esta formación te prepara para ayudar a otros en caso de ahogamiento u otras emergencias.