Nace el primer bebé de una mujer trasplantada del útero en España debido a un problema congénito
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Los continuos avances en el ámbito de la medicina reproductiva han propiciado la aplicación clínica del trasplante uterino en humanos como estrategia para solventar los casos de esterilidad para los que hasta ahora sólo la adopción o la subrogación ofrecían una alternativa. La madre de Jesús, como se llama el pequeño, carecía del órgano debido a un problema congénito -síndrome de Rokitansky- y tras diversas pruebas y haber recibido la matriz de su hermana, ha podido llevar a cabo este milagro de ser madre y la primera mujer trasplantada de útero en España.
Y es que, este trastorno congénito afecta a una de cada 5.000 mujeres en el mundo y supone nacer sin útero ni trompas de Falopio. Dado que el útero no es un órgano vital y su trasplante contribuiría únicamente a la mejora de la calidad de vida de la paciente, existen dilemas éticos respecto a si el deseo de gestar un hijo debería prevalecer sobre los riesgos que supone un trasplante de útero para las partes implicadas: la donante, la receptora y el feto.
El pequeño Jesús, que ahora tiene un peso de 3,2 kilos, nació con 1,1 kilos, por lo que tuvo que recibir los mismos cuidados que cualquier otro niño en una UCI neonatal y que, como él, tras nacer a los siete meses necesita ayuda para respirar y alimentación parenteral. En estos momentos se encuentra en perfecto estado, sus pulmones han madurado y ya ha sido dado de alta. Su modelo servirá para otras madres que, como en este caso, no pueden engendrar un hijo de manera natural.
En este sentido, el jefe de Servicio de Ginecología del Clínic, Francisco Carmona ha considerado que podría aplicarse ya a otras indicaciones, como mujeres con factor de infertilidad uterino absoluto, bien porque no tienen el órgano desde el nacimiento, no funciona correctamente o porque lo han perdido por enfermedad (como el cáncer), con el fin de ir avanzando y algún día poder pasar «de la investigación a la práctica clínica».
En este sentido, el doctor Carmona ha considerado que podría aplicarse ya a otras indicaciones, como mujeres con factor de infertilidad uterino absoluto, bien porque no tienen el órgano desde el nacimiento, no funciona correctamente o porque lo han perdido por enfermedad (como el cáncer), con el fin de ir avanzando y algún día poder pasar «de la investigación a la práctica clínica».
Once trasplantes en todo el mundo
Aunque hasta el momento se han realizado 11 trasplantes de útero en todo el mundo y las cirugías de extracción y trasplante no plantean excesivas dificultades técnicas, no se ha logrado por el momento una gestación evolutiva con el nacimiento de un niño sano, indicador final del éxito de la técnica.
El pequeño Jesús se ha convertido en el primer bebé nacido en España de una mujer trasplantada del útero en 2020, en un procedimiento largo y complejo que ha llevado a cabo el Hospital Clínic de Barcelona con una finalidad esencialmente reproductiva.
El camino comenzó en 2015, cuando el Clínic obtuvo permisos de comités de ética y del Departamento de Salud para llevar a cabo un programa experimental para trasplante de útero en cinco casos con síndrome de Rokitansky, que son mujeres que nacen sin útero ni trompas de Falopio, pero sí con ovarios.
La primera elegida fue Tamara, quien, empujada por su deseo de ser madre desde pequeña, se sometió en octubre de 2020 a una cirugía de 20 horas para el trasplante del útero que le donó su hermana.
A los dos meses, a la paciente le vino la regla, una primera señal de que el procedimiento había funcionado, ha explicado el jefe de Servicio de Ginecología del Clínic, Francisco Carmona.
El siguiente objetivo era que se quedara embarazada, algo que también se logró el pasado septiembre, tras más de una transferencia de embriones y un aborto.
En el embarazo, Tamara sufrió una preeclampsia, una complicación que comporta aumento de la presión arterial posiblemente derivada de la medicación que toma para evitar el rechazo del útero trasplantado.
Como se le practicaron numerosos controles durante la gestación, el equipo médico pudo controlar la preeclampsia hasta los siete meses de gestación, cuando indujeron un parto con cesárea, que tuvo lugar el pasado 10 de marzo, sin complicaciones.