Isabel Martorell: «Beber agua muy fría aumenta el esfuerzo metabólico y produce más calor»
"Preparaciones como el gazpacho o las sopas frías, que suelen consumirse en épocas de calor, son excelentes alternativas"


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Con la llegada de las altas temperaturas, mantenerse bien hidratado se convierte en una prioridad, pero no siempre lo hacemos de forma adecuada. La doctora en Biomedicina Isabel Martorell recuerda que, además del agua, muchos alimentos frescos pueden ayudarnos a hidratarnos desde dentro, y alerta sobre errores comunes como el abuso de bebidas azucaradas, el alcohol o el consumo excesivo de agua muy fría. En momentos de calor extremo, especialmente en personas vulnerables como niños, mayores o pacientes crónicos, adoptar una estrategia proactiva de hidratación y cuidar la alimentación es clave para preservar la salud y prevenir riesgos.
Pregunta.- ¿Qué alimentos pueden ayudarnos a hidratarnos desde dentro?
Respuesta.- Para empezar, es importante recordar que mantener el cuerpo hidratado significa, fundamentalmente, ingerir líquidos, especialmente agua. Sin embargo, no dependemos exclusivamente del agua potable para lograr una hidratación adecuada. Muchos alimentos comunes, en particular frutas y verduras, poseen un alto contenido de agua, lo que los convierte en una opción ideal para ayudar a mantener el equilibrio de líquidos en el organismo.
Además, incorporar más productos frescos en la dieta no solo favorece la hidratación, sino que también aporta una amplia gama de nutrientes esenciales como vitaminas, minerales y antioxidantes. Preparaciones como el gazpacho o las sopas frías, que suelen consumirse en épocas de calor, son excelentes alternativas: combinan ingredientes ricos en agua con beneficios nutricionales relevantes. Integrar este tipo de platos en la alimentación diaria contribuye tanto a mantener una adecuada hidratación como a añadir variedad, sabor y frescura a nuestras comidas.
P.- ¿Qué errores comunes cometemos en nuestra alimentación cuando
hace mucho calor?
R.- Uno de los errores más comunes es pensar que cualquier bebida que nos parezca refrescante sirve para hidratarnos correctamente. Con frecuencia, ante la sensación de sed, optamos por refrescos azucarados o bebidas con edulcorantes, que en lugar de ayudar, pueden provocar un estrés metabólico que interfiere con los procesos naturales de hidratación. Algo similar ocurre con el alcohol: bebidas como la cerveza, aunque se consumen mucho por su sabor y temperatura agradable, en realidad favorecen la deshidratación debido a su efecto diurético. Tampoco es positivo consumir agua excesivamente fría —en torno a los 4 o 5 grados—, porque obliga al cuerpo a gastar más energía para equilibrar la temperatura corporal, lo que incrementa el esfuerzo metabólico y, como consecuencia, la producción de calor.
Además, es fundamental procurar que el mayor tiempo libre o las reuniones sociales típicas de ciertas épocas no nos lleven a consumir comidas copiosas de difícil digestión, especialmente cuando el calor es intenso. Para prevenir estos y otros errores, es recomendable seguir unas pautas nutricionales adecuadas y contar con la orientación de profesionales, como el equipo de Nootric, que pueden diseñar un plan alimenticio personalizado según nuestras necesidades.
P.- ¿Es verdad que el café deshidrata?
R.- El impacto del café en la hidratación varía según la cantidad consumida y la tolerancia individual a la cafeína. A partir de cinco tazas diarias, puede potenciar su efecto diurético y dificultar la retención de sodio, favoreciendo así la pérdida de líquidos.Aun así, en días de mucho calor, es preferible optar por agua o bebidas sin cafeína, que ayudan mejor a compensar la pérdida de líquidos por el sudor.
P. ¿Y el agua con gas? ¿hidrata más que el agua normal? ¿por qué sí o por
qué no?
R.- Las aguas carbonatadas, aunque contienen dióxido de carbono disuelto, tienen una composición similar al agua sin gas. La OMS recomienda el consumo de aguas minerales, con o sin gas, ya que pueden aportar minerales útiles para el organismo. Eso sí, conviene tener en cuenta que su consumo se debe limitar si se padece de reflujo, hinchazón o problemas renales.
P.- ¿Qué pautas nutricionales debemos tener en cuenta durante una ola de calor, especialmente en personas vulnerables?
R.- Podemos identificar al menos cuatro grupos especialmente vulnerables en lo que respecta a la hidratación. En primer lugar, los bebés y niños pequeños, que aún no regulan bien la sensación de sed. También se encuentran en este grupo las personas mayores, quienes suelen tener un menor reflejo de la sed; los pacientes con enfermedades crónicas, que pueden tener necesidades específicas; y, por último, quienes hacen un uso abusivo del alcohol o de sustancias estupefacientes, ya que estos hábitos alteran significativamente el equilibrio hídrico del cuerpo.
En todos estos casos, es fundamental adoptar una estrategia de hidratación proactiva. Esto implica no esperar a que estas personas pidan agua, sino ofrecérsela de forma regular, incluso cuando afirmen que no tienen sed. Además, es muy recomendable incluir en su alimentación diaria productos frescos y con alto contenido de agua, como pueden ser las frutas y verduras. También es positivo limitar el consumo de alimentos con un elevado contenido en sal, que pueden favorecer la deshidratación.
En el caso particular de los bebés lactantes, es esencial ofrecerles el pecho con mayor frecuencia, sobre todo en épocas de calor, ya que su hidratación depende por completo de la leche materna.