Cómo evitar hundirse en la segunda parte de una carrera

Cada vez que participamos en una carrera buscamos siempre conseguir los mejores tiempos posibles. Uno de los mayores errores que solemos cometer los runners y que nos puede costar muy caro son los comienzos, donde nos dejamos llevar por el ambiente y salimos por encima del ritmo previsto. Lo único que conseguiremos así será hipotecar la segunda parte de la competición, donde habrá muchas posibilidades de que no aguantemos la velocidad, sobre todo si se trata de un maratón o una media maratón. En este artículo queremos que aprendas cómo evitar hundirse en la segunda parte de una carrera.

Mejor de menos a más

Siempre hay que reservar fuerzas para el último tramo de la prueba. Si te encuentras sin energías al final lo más probable es que los demás corredores te vayan pasando con demasiada facilidad y tú acabes por hundirte. Lo más adecuado es que vayas de menos a más, para acabar con buenas sensaciones.

Un test para comprobar tu estado

Una semana antes de la carrera intenta realizar una prueba para conocer tu estado físico. De esa manera sabrás cuál será el verdadero ritmo de competición. Seguro que sacas muchas conclusiones antes de participar en la carrera. Procura que te acompañe un compañero que tenga un nivel superior al tuyo.

Consciente de tus limitaciones

Cuando uno se enfrenta a una carrera debe ser consciente de sus condiciones físicas y de sus limitaciones. Desde los primeros metros procura llevar un ritmo constante y no te ‘piques’ con otros corredores. Es muy fácil dejarse arrastrar por la corriente de atletas, por lo que si te pasas de ritmo lo más normal es que a continuación ralentices la velocidad. Algo harás mal cuando te encuentres demasiado mal pasados unos pocos kilómetros.

No sigas la estela de nadie

En las carreras cada uno compite contra si mismo. Es posible que con el paso de las pruebas vayas conociendo a gente de tu nivel e intentes seguir su estela. En el caso de que aprecies que se distancian de ti, no te agobies. Hay muchos kilómetros por delante y en cualquier momento pueden disminuir el ritmo. No cometas el error de seguir a nadie. Algo similar ocurre con las liebres que hay en las carreras.

Un mal día lo tiene cualquiera

Puede que en ocasiones estemos muy bien entrenados, pero en carrera no siempre nos salen las cosas como esperábamos. Cuando aprecies en los primeros kilómetros que las piernas no te responden y que eres incapaz de soportar el ritmo que tenías pensado, lo mejor es que te tomes las cosas con calma y no te agobies. Ante esa situación lo más conveniente sería acabarla como puedas. No te lo tomes como un fracaso, más bien sería un mal día. Para cualquier corredor siempre será mejor llegar a meta con un tiempo superior a lo previsto que retirarse.

No puedes pasar por alto que hay una serie de factores que influirán en tu carrera y que no puedes gestionar, entre ellos las cuestas, el viento, la lluvia o el calor.