Ampliamente extendido

El 67% de la población mundial ya estaba infectada del herpes simple tipo 1 en 2016

Causa enfermedades como la mononucleosis y la varicela

Una vez que el virus CMV, uno de los más extendidos en el mundo, penetra en el cuerpo de la persona permanece ahí para siempre

herpes
Existen diferentes variantes del virus del herpes.

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Herpesviridae es una gran familia de virus que causan enfermedades en humanos, también conocidos como herpesvirus. Hay diferentes tipos de virus del herpes conocidos que nos infectan: virus del herpes simple 1 y 2, virus varicela-zoster, virus de Epstein-Barr (EBV), citomegalovirus humano (CMV), virus de herpes humano 6A y 6B, virus de herpes humano 7 y virus de herpes humano 8 asociado al sarcoma de Kaposi. La mayoría se adquieren durante la infancia y permanecen toda la vida, normalmente dormidos, y suelen reaparecer cuando hay una bajada de defensas.

Las infecciones más comunes son las causadas por el herpes simple 1 (VHS-1) y 2 (VHS-2) (labial y genital), según apunta la Clínica Universidad de Navarra (CUN). La infección por VHS-1 es muy contagiosa, frecuente y endémica en todo el mundo. La gran mayoría de ellas son labiales (en la boca o alrededores), por lo que en ocasiones se denomina herpes bucal, labial o bucofacial, si bien algunos son genitales.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que en 2016 (últimos datos disponibles) unos 3700 millones de personas menores de 50 años (el 67% de la población) ya se habían infectado por VHS-1 (labial o genital).

Igualmente, la infección por VHS-2 también está muy extendida en todo el mundo. Se transmite casi exclusivamente por vía sexual y es la causa principal del herpes genital. La infección que provoca dura toda la vida y no tiene cura. Se estima que en 2016 había 491 millones de personas de 15 a 49 años (13% de la población) infectadas en todo el mundo, señala la OMS.

«La culebrilla» que causa la varicela

El herpes zóster, popularmente conocido como «la culebrilla», está causado por el virus varicela-zoster (VZV o HHV-3), que también causa la varicela, y produce una erupción cutánea (ampollas) muy dolorosa. Tras sufrir la varicela, el agente permanece inactivo en el tejido nervioso, cerca de la médula espinal y el cerebro, y años más tarde puede reactivarse como herpes zóster.

Esta afección se presenta con un dolor intenso y debilitante en las zonas afectadas por el sarpullido que puede persistir incluso después de la desaparición de la erupción. Se expresa como un dolor crónico que puede durar meses o incluso años. Una de las complicaciones de esta enfermedad es la llamada neuralgia postherpética, que se desencadena cuando el virus afecta a un nervio sensitivo y al recorrido que este hace en la piel.

En el caso de las personas mayores afectadas, existe un aumento del riesgo a la hora de presentar, además, un ictus a corto plazo, según ha revelado un estudio publicado en la revista académica de la Clínica Mayo. También puede aumentar la probabilidad de infarto en los meses siguientes a la infección, como recogen algunos estudios publicados en PLOS Medicine.

Vacunación en mayores

Durante la primera semana de mayo, la Comunidad de Madrid comenzará a vacunar de herpes zóster a personas de 65 a 80 años de edad, una novedad en el calendario de vacunación de 2022, en consonancia con el proceso de inmunización que se está llevando a cabo en la población de riesgo iniciado en enero. La inclusión de esta vacuna sigue las recomendaciones aprobadas en marzo de 2021 en la Comisión de Salud Pública del Sistema Nacional de Salud.

Otro de los virus más comunes de esta familia es el de Epstein-Barr (VEB), causante de la mononucleosis o «enfermedad del beso». Los Centros para el control y prevención de enfermedades (CDC) aseguran que la mayoría de las personas se ha infectado con el VEB en algún momento de su vida, ya que se propaga por medio de fluidos corporales, en particular la saliva.

Las infecciones por el VEB en los niños generalmente no causan síntomas, o simplemente no se distinguen de los de otras enfermedades leves y breves de la niñez. Las personas que presentan síntomas de una infección por el VEB, por lo general, mejoran en un periodo de dos a cuatro semanas. Como los demás herpesvirus, se vuelve latente (inactivo) en el cuerpo y, en algunos casos, se puede reactivar.

El citomegalovirus (CMV), por su parte, se encuentra extendido también por todo el mundo. Se relaciona con los virus que causan la varicela y la mononucleosis. Entre el 50 y 80% de los adultos de los Estados Unidos tuvo una infección por CMV antes de los 40 años de edad, según indica el servicio de información en línea provisto por la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, Medline Plus. Una vez que el CMV penetra en el cuerpo de la persona, permanece ahí para siempre.

Puede transmitirse por contacto directo a través de fluidos corporales. La mayoría de las personas no enferman y ni siquiera saben que están infectadas. Lo habitual es que permanezca latente en el riñón, corazón y en los glóbulos blancos. Normalmente, se reactiva en las personas que tienen deprimido su sistema inmunológico. No tiene una sintomatología específica y tampoco existen fármacos definidos exclusivamente para su tratamiento, por lo que su abordaje es complejo.

Menos comunes son los herpes 6, 7 y 8

El virus del herpes humano tipo 6 (HHV-6) fue encontrado por primera vez en 1986 en pacientes con SIDA. Se cree que este virus es el causante de la roséola (infección vírica contagiosa de los lactantes) y también se le asocia con diferentes problemas neurológicos. Tiene dos variantes:
HHV-6 tipo A: se presenta en los niños pequeños y no provoca mayores síntomas. En la adolescencia se reactiva con un cuadro similar al de la mononucleosis.

HHV-6 tipo B: se cree que todos los adultos estamos contagiados con él, y no da lugar a síntomas conocidos. En cuanto al tipo 7 (HHV-7), también es un β-herpesvirus linfotrópico que afecta, sobre todo, durante los primeros cinco años de vida. Al igual que el HHV-6, su infección puede resultar asintomática o manifestarse clínicamente en forma de fiebre, síntomas respiratorios superiores, vómitos, diarrea, convulsiones, encefalitis y roséola. Sin embargo, las presentaciones clínicas más comunes en niños con viremia HHV-7 son convulsiones y fiebre.

Por último, el virus del herpes humano 8 (HHV-8) se asocia al sarcoma de Kaposi. Se transmite durante el contacto íntimo, probablemente a través de la transferencia de secreciones corporales como la saliva y las genitales. También se puede contagiar a través de transfusiones de sangre y trasplante de órganos. En niños inmunocompetentes, la infección primaria por HHV-8 se asocia con síntomas leves e inespecíficos de fiebre y erupción cutánea. En adultos se ha relacionado con enfermedades clínicas caracterizadas por diarrea, fatiga y linfadenopatía.

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