¡Yo no quiero “reconciliarme”, presidente!
¿Reconciliarme con quienes no sólo no han cumplido la pena por su despreciable delito, sino que dicen que lo volverán a hacer? Más de una vez le habrán dicho que es como si a una violada le piden que se reconcilie con su violador, un tipo que no ha dejado de amenazarla con más de lo mismo. Va, que esto ha creado mucha división en el barrio. Pelillos a la mar. ¿Le parece exagerado? Pues es una metáfora muy bien traída: esa violada es esa otra mitad que desprecia de Cataluña.
Usted pretende indultar a los nueve líderes independentistas catalanes condenados en octubre de 2019 a penas de entre nueve y trece años de cárcel por delitos de sedición y malversación de fondos públicos. Esos que en el otoño de 2017 declararon de forma unilateral la independencia de Cataluña ignorando la prohibición del Tribunal Constitucional y sacando adelante unas leyes de “desconexión” que subvertían el ordenamiento legal.
A usted todo le da igual, sólo quiere seguir manteniendo el poder. Ha pactado con todos los que en su propia campaña y en sus declaraciones de antes de la moción de censura decía que eran sus líneas rojas. Nos ofende, nos insulta y abusa de los instrumentos que su cargo y su ejecutivo ponen a su disposición. Son procedimientos excepcionales que deben de existir, pero no para lo que los está usando usted. Debería buscar con ellos el bien social y no el oportunismo más crudo.
Y tiene el cuajo de sermonearnos con que “nadie está libre de culpa. Todos hemos cometido errores”. Usted seguro que tiene la culpa de muchas cosas, y la Historia se encargará de que algún día queden negro sobre blanco (a no ser que continúen ustedes ahí para toda la vida escribiendo esa “memoria histórica” tan independiente y neutral que conocemos). Pero ¿qué culpa tenemos nosotros de los dos referéndums no impedidos, de la infamia vivida el 6 y el 7 de septiembre de 2017, de la burla del uno de octubre del 2017 o de la declaración de independencia? ¿Quién nos resarce del miedo, el disgusto, la humillación, la división social, la fuga de empresas, el golpe a nuestra reputación en España o fuera de ella, de las algaradas nocturnas en las calles (durante MESES), de los contendedores ardiendo… ¡hasta de los cortes en la Meridana que sus futuros indultados siguen animando?
Muchos hemos cometido errores, pero cuando hemos pasado a delitos la Justicia ha sido muy contundente. A mí no me perdonan ni una multa y a los golpistas los quiere usted en la calle por mor de la “reconciliación”. ¡Pues no habrá españoles cumpliendo penas por razones menos graves que se “reconciliarían” gustosos con quien fuera! ¡Y más si no tienen que resarcir a las víctimas y pueden contar con repetir su trastada en el próximo futuro!
Muy discrecional puede ser usted, que prefiere conceder la nacionalidad española a James Rhodes el mismo día que niega el derecho de asilo político al hermano del policía rebelde Óscar Pérez, ejecutado por la policía bolivariana. Igual lo ha hecho por el bien de todos. Como le he leído a una graciosa tuitera, tal vez están pensando en enviarlo a Eurovisión. Pero déjeme que le diga que esa discrecionalidad tan interesada con lo suyo provoca gran desconfianza en la ciudadanía por lo que pueda hacer con los fondos europeos para paliar la pandemia. Por ejemplo.
“Reconciliémonos” que, mientras tanto, los votantes de sus socios favoritos, como el presidente del Colegio de Médicos de Gerona, siguen con su xenofobia. Incluso ofendiéndose porque la primera vacunada anti Covid de Cataluña no tenga los ocho apellidos catalanes y se exprese en castellano. La mitad de la culpa también debe ser de ella. Fijo.
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