Sánchez, traidor y cómplice del delito

Sánchez,  traidor y cómplice del delito

La inmensa mayoría de los españoles considera que la decisión de Sánchez de indultar a los golpistas es un acto de cesión a los delincuentes, un acto de traición a la democracia, el pago de un chantaje para permanecer en el poder y debilitar la cohesión entre españoles y a la propia nación, que su ministro de Administraciones Públicas ya ha anunciado que quiere vender en la Mesa en la que negociarán el siguiente pago del chantaje.

La inmensa mayoría de los españoles, gentes de todas las edades y credos, vecinos de todos los rincones de España, también votantes del PSOE, consideramos que tales indultos representan un grave atentado contra la democracia, perpetrado por el propio Gobierno de España. Lo dice la ley, lo informan los fiscales, lo ha reiterado el Tribunal Supremo: sin solicitud y arrepentimiento no cabe indulto.

Los condenados nos desafían a todos anunciando su voluntad de reincidir en los delitos por los que fueron juzgados con todas las garantías. Delitos que tienen por objeto romper España y derogar de facto la Constitución del 78, el marco que garantiza la unidad nacional y la igualdad de todos los españoles ante la ley. Los sediciosos y malversadores, golpistas que se declaran enemigos mortales de la democracia, festejan los indultos calificándolos como un signo de debilidad del Estado democrático al que quieren destruir. Si en estas condiciones Sánchez indulta a los delincuentes estará violando la Constitución y perpetrará él mismo un delito de complicidad y/o cooperación necesaria, tipificados en el Código Penal. O sea, tras la amnistía encubierta del golpismo y la concesión de los indultos Sánchez deberá ser juzgado no sólo en las urnas sino ante los tribunales de justicia.

Ante los hechos que se avecinan, los españoles tenemos la imperiosa necesidad de defender nuestra Constitución de los ataques llevados a cabo por quienes tienen el deber de hacerla respetar, comenzando por el Gobierno nacional. No podemos tolerar más tiempo nuevos ataques a la justicia y a la división de poderes; no vamos a callar ante los autoindultos de un presidente que, asociado a delincuentes separatistas, traiciona sus obligaciones constitucionales.

El paso siguiente, ya lo han anunciado, será convocar la llamada Mesa de negociación España-Cataluña. La formulación misma de esa mesa supone que el Gobierno de España reconoce al Gobierno de una región de España la capacidad para negociar el futuro de todos los españoles. Ese “derecho a decidir” que Sánchez está dispuesto a entregar a los sediciosos catalanes nos pertenece a todos los españoles, ciudadanos del Estado español y no de uno de sus territorios. Esa Mesa da por bueno el golpe contra la democracia que se produjo el 1 de octubre de 2017 y humilla a España equiparando la nación con una falsa “república catalana”. Con esa Mesa Sánchez ha entregado a los golpistas catalanes la herramienta para destruir la soberanía nacional. En esa Mesa Sanchez -ya lo ha anunciado Iceta- quiere entregar la soberanía nacional que es propiedad irrenunciable de todos los españoles. Nos oponemos a ella y denunciamos sus consecuencias. Y advertimos, formal y expresamente, que saldremos a la calle para impedir que Sanchez entregue la nación y nuestra soberanía a los enemigos de España.

Dijimos en Colón que Sánchez ha puesto la justicia en venta y la usa como medio de pago, socavando así las bases mismas del sistema democrático. Un Gobierno que insulta y excluye a más de medio país tachándole de ultraderecha no es un Gobierno para todos, es un poder excluyente, sectario y peligroso.

Tras destruir todos los consensos democráticos, Sánchez necesita el voto de los delincuentes condenados por sedición y malversación, como los de esos otros que lo fueron por terrorismo y están tan orgullosos de su historia criminal. Es el Gobierno quien da a los delincuentes todas las facilidades para que reincidan, profundizando la fractura política y social, tanto en Cataluña como en toda España. Pero los españoles de bien, la inmensa mayoría, ciudadanos de todas las ideologías, sencilla y primigeniamente demócratas, no vamos a admitir que nuestras libertades, nuestra Constitución ni nuestra nación se entregue como pago a unos delincuentes para que Sánchez pueda mantenerse dos años más en la Moncloa.

Vivimos tiempos oscuros, tiempos difíciles, y no sólo en lo político; pero saldremos adelante unidos, como lo estuvimos para hacer la Transición y construir la democracia. Es verdad que en aquellos momentos decisivos no teníamos en la Presidencia del Gobierno de España a un traidor a la democracia. Nuestro drama es que hoy el PSOE, un partido político que estuvo en el lado bueno de la historia, se sitúa junto a quienes quisieron impedir que construyéramos la democracia asesinando a centenares de españoles y junto a quienes han protagonizado un golpe para destruirla. Pero si entonces, que veníamos de una dictadura y estábamos fuera de la UE, supimos unirnos para construir la democracia también ahora sabremos unirnos para proteger la comunidad de ciudadanos libres e iguales que Sanchez quiere destruir. En la víspera del día de la infamia en el que todo el Consejo de Ministros perpetrará un acto de alta traición revestido de Real Decreto, este ha de ser nuestro mensaje y nuestro compromiso: los españoles no vamos a permitir que Sánchez culmine su traición. Los españoles le frenaremos en las calles y después, en las urnas, le expulsaremos del Gobierno que ocupa de manera tan indigna.

 

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