Sánchez es un dique de contención contra la decencia

Sánchez es un dique de contención contra la decencia

Dice el candidato a lendakari por el PSOE-PSE, Eneko Andueza, que su partido será «un dique de contención» ante EH Bildu, palabras que recuerdan a las pronunciadas por Pedro Sánchez en su discurso de investidura, cuando dijo que él era «el único muro eficaz contra las políticas de la ultraderecha» y que su Gobierno era la única forma de descartar «la política del insulto, del odio y de la crispación, el negacionismo climático, el clasismo, el machismo y la xenofobia», que constituyen la «agenda reaccionaria» de las «derechas retrógradas». El PSOE de Sánchez tiene con Bildu una relación similar a la que demuestra con los terroristas de Hamás, quienes públicamente le agradecieron su «postura clara y audaz» sobre la guerra en Gaza, así como «que su país reconozca unilateralmente el Estado palestino», sin esperar el consenso internacional ni el respaldo de la Unión Europea.

Sánchez es un dique de contención contra el Bildu que ahora incluye a Otegi y a otros tres condenados por terrorismo en sus listas para las elecciones vascas, y que en las pasadas elecciones municipales incluyó en sus listas a 44 etarras condenados, varios de ellos asesinos con delitos de sangre. Un dique de contención contra los proetarras que, después de traspasar las competencias de prisiones al Gobierno vasco les acercó a todos los etarras que estaban en prisión. Un dique de contención que hace cuatro meses regaló la alcaldía de Pamplona al candidato abertzale, Joseba Asiron, apoyando una moción de censura contra la entonces primera edil, Cristina Ibarrola, de Unión del Pueblo Navarro. El PSOE es el dique de contención contra Bildu, que puso su logotipo junto al de los proetarras para firmar con ellos en mayo de 2020 un pacto para la prórroga del estado de alarma a cambio de derogar la reforma laboral del PP.

Del mismo modo que Sánchez ha incumplido todas sus promesas y ha mentido acerca de todo lo que afirmaba antes de ser investido, sus palabras deben interpretarse siempre justo al revés de lo que dice. En el idioma de Sánchez, un dique de contención contra Bildu significa que les va a regalar todo lo que le pidan; igual que el consenso y la reconciliación por los que va a aprobar la Ley de Amnistía que le exige el prófugo Puigdemont, significa que va a permitir que el independentismo catalán se recrudezca; y la paz y la estabilidad en Palestina que dice perseguir no significan otra cosa que el fortalecimiento de los terroristas que degüellan bebés, violan y torturan a mujeres judías y asesinan a los ancianos más indefensos.

Sánchez se ha convertido en la cabeza visible que lidera la agenda reaccionaria de la extrema izquierda más retrógrada a nivel mundial. Al mismo tiempo que se busca un puesto de relumbrón en las instituciones internacionales, dominadas por el pensamiento woke de izquierdas, Sánchez lucha para que no haya nadie más ultra que él en esa coalición Frankenstein con la que sacó adelante su investidura por sólo 4 votos, necesitando contar con el consenso de 16 partidos distintos, teniendo en cuenta que dentro de Sumar hay diputados de 9 formaciones diferentes; y que de estos 16 partidos de los que depende, hay 8 con más de 5 diputados que podrían hacerlo caer en cualquier momento, apoyando una moción de censura: Sumar, Podemos, En Comú, IU, ERC, Junts, Bildu y PNV.

Sánchez se ha convertido en el más extremista ultra de izquierda por pura supervivencia. Su inconsistencia moral es tal que, si quien tuviera votos para mantenerlo en el poder así se lo exigiera, podría estar ahora mismo defendiendo aquello que defendía hace unos meses y haciendo todo lo contrario de todo lo que está haciendo ahora. Entregarle el poder a Bildu, acercar a los etarras a sus casas, indultar y amnistiar a los golpistas y reconocer un estado terrorista palestino solamente es bueno, porque a Sánchez le ayuda a aferrarse al poder. No hay más. Pedro Sánchez es un dique de contención contra la decencia.

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