Puigdemont humilla a Narciso

Narciso

A medida que pasan los días, va perdiendo la cabeza y cada vez hace cosas más irracionales, el fanático ego de Narciso se apropió de su razón. Tras el desplante de Junts a la amnistía, el huido demostró quién lleva las riendas en tan degradante como inmundo negocio. Puigdemont sabe que a Sánchez ya sólo le creen los terroristas de Hamas y un puñado de sanchistas que se aprovechan de su enfermiza propensión al delirio. «¿Qué quiere la Moncloa? ¡Pues va a mear sangre!». O le da cuanto exige el mercader o se irá en un vuelo charter a Caracas. No hay otra. La humillación debe ser completa. O lo tomas o lo dejas fantasma, farsante ecuménico. Fue un impagable placer verle abandonar el hemiciclo con la cara embuchada en los glúteos.

Narciso cayó en los cepos del catalán, que tiene más trampas que una araña. Se mofó de todos y ahora el pueblo le abuchea por donde pisa. Despreció al Rey, a los jueces, las instituciones, los Ejércitos, Guardia Civil, Policía, la Legión, el Cuerpo Diplomático y no atendió a los damnificados por el volcán de La Palma; arruinó a la clase media con impuestos medievales, como a la gente del campo y la pesca o los camioneros y autónomos. No se ocupó de los españoles a los que sobrevolaba en Falcon. Pactó con dictadores, enturbió la política exterior y situó la deuda pública de España
en 2022, en 1.502.804 millones de euros, entre los países con más deuda del mundo. Y que, en el tercer trimestre de 2023, ya ascendía a ¡1,57 billones de euros! La ratio de la deuda sobre el PIB bajó al 109,8% cuando mintió diciendo que «la economía va como una moto». Tiró de chequera en plan Tío Gilito para comprar a sus corruptos socios que hoy forman el Gobierno Frankenstein-2, que lo sostienen en vilo.

La amnistía, fraude de ley que se sacó de la manga el mangante es la ley del sí es sí bis, otra locura redactada por idiotas que permite al psicópata creerse un dios y flipar en palacio. Jugar tantísimo con fuego podría acabar con el huido y Narciso en prisión, lo cual sería un final maravilloso. Pero hasta que ocurra me quedo con lo que los letrados del Congreso dicen sobre la maldita ley: «No puede votarse de nuevo esta amnistía».

A Narciso le ha mirado un ciego y está gafado. Llega la campaña electoral en Galicia y pintan bastos para el sanchismo. Puigdemont se cachondea de Sánchez. La legislatura arderá con las fallas. Narciso, cosa muy habitual en él… pierde los papeles y enmarca sus itinerarios entre fracaso y fracaso. Moncloa hiede a muerto. Habrá que desinfectarla a fondo antes de que la ocupe todo el centro-derecha. Narciso mendiga al huido públicamente que lo salve. Y el mercader se troncha de risa.

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