¿Puede estallar Europa a causa de la deuda?

¿Puede estallar Europa a causa de la deuda?

La aceleración económica de Europa y de la Zona Euro va perdiendo fuelle. Si Alemania no tira como sería deseable, todos quienes tenemos en los germanos a nuestros principales aliados comerciales, sufriremos. Y cunde en el país teutón la queja salarial. Francia, tras la estelar aparición de Macron en la escena política a modo de salvador de su grandeur, empieza a alborotarse y algunas estampas rememoran aquel mayo del 68 de hace 50 años. El BCE sabe que tiene que poner punto final a su política monetaria ultraexpansiva. De lo contrario, la bola de la deuda será imparable. Sin embargo, la sacudida italiana puede dinamitar Europa y antes de que eso ocurra, el propio BCE podría usar parte de la munición monetaria que tiene guardada para intervenir en el asunto, comprando bonos de hasta a tres años mediante un programa de ayuda financiera de la Unión Europea.

De ser así, Italia entraría en un programa de “mecanismo de estabilidad financiera”, soportando cuantos ajustes y recortes imponga Bruselas. La duda, claro, es si los italianos, en tal supuesto, estarían dispuestos a asumir los costes que comporta esa ayuda financiera o toman las de Villadiego. A todo ello, tres nubarrones se otean en el horizonte. La exuberante deuda actual de los Estados y de las empresas que suma 162 billones de euros equivaliendo al 162% del PIB mundial; lo nunca visto ni tan siquiera después de la Segunda Guerra Mundial cuando media Europa y otros países entraban en fase de reconstrucción. Peligro en ciernes por cuanto la deuda habrá que devolverla y eso significa pagarla. ¿Con qué dinero?

La fragilidad financiera va asomando, especialmente, en los países emergentes y que generan menos ingresos constatándose riesgos de fuga de capitales como consecuencia del endurecimiento de la política monetaria y crediticia de Estados Unidos. Argentina constituye una primera piedra de toque y escenifica perfectamente los inconvenientes de una economía muy dolarizada: cualquier movimiento que afecte al dólar contagia a la economía argentina. Y como ella, muchos otros países tanto emergentes como en desarrollo.  El proteccionismo es la piedra en el zapato que puede impedir que la economía mundial camine con garbo.

Un proteccionismo no exento de vitolas populistas, con amenazas de guerras comerciales, imposición de altos aranceles y segando la fluidez del comercio internacional que a lo largo de los últimos decenios ha impulsado positivamente la coyuntura económica. Torpedear las relaciones comerciales entre países imponiendo normas que limiten o restrinjan la circulación de capitales, de servicios y mercancías e incluso de personas, supone un paso atrás muy complicado para el devenir económico. Resumiendo, ¿cómo se atisba el futuro inmediato de la economía europea y mundial? Digámoslo con esta expresión tan catalana que resulta grandilocuente: fotut. Y eso que no hemos hablado de Catalunya y de su impacto económico no solo en esta tierra sino en el plano español y europeo…

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