Pedro Sánchez es una mezcla letal de indigencia intelectual y sectarismo
Es difícil saber qué pesa más en este Gobierno socialcomunista de Pedro Sánchez: si el odio ideológico que destila o la ignorancia que exhibe a borbotones. En la ley de Memoria Democrática aparecen los títulos y grandezas del Reino que el Ejecutivo ha pactado con sus socios separatistas y proetarras suprimir. Es una relación amplia que viene a confirmar que este Gobierno ha logrado la fusión perfecta entre la indigencia intelectual y la sed de venganza, un cóctel perverso que retrata perfectamente a Pedro Sánchez.
Tres ejemplos, aunque hay muchos más. Vayamos por partes: el ducado de Primo de Rivera, con Grandeza de España. José Antonio Primo de Rivera fue fusilado el 20 de noviembre de 1936 por un «Comité del Orden Público» republicano -lo del Orden Público no deja de ser un eufemismo o una ironía del destino- Lo ejecutan y, encima, la Memoria Democrática de Sánchez se cisca en la memoria verdadera. Lo mismo cabe decir del ducado de Calvo Sotelo, con Grandeza de España. José Calvo Sotelo fue asesinado por militantes del PSOE. Sí, del PSOE. Del mismo PSOE de Pedro Sánchez. Y ese asesinato se produjo en vísperas de la sublevación de Franco. O sea, antes. Se conoce que como su asesinato desembocó en una guerra civil, la víctima es culpable y sus verdugos, héroes.
El colmo del sectarismo se refleja en la supresión del condado de la Cierva, que fue otorgado en 1954 en honor de Juan de la Cierva y Codorniú, inventor del autogiro y fallecido en accidente aéreo en 1937. Se conoce que Juan de la Cierva fue culpable de morirse un año después del comienzo de la guerra, única razón para que Pedro Sánchez despoje del título a sus herederos. Son tres ejemplos que sirven para ilustrar la estulticia e indignidad de un Gobierno que nos quiere imponer su Memoria Democrática falseando vilmente la historia. Ignorantes en grado máximo, su analfabetismo cursa parejo a su sectarismo. Y como muestra, tres botones, aunque hay muchos más.