Las mociones de censura se presentan si se pueden ganar

moción de censura

Que hay motivos más que sobrados para presentar una moción de censura a Pedro Sánchez es una evidencia. Sobran argumentos para justificar las razones para impugnar la gestión de un Ejecutivo que, además de su incapacidad en la gestión, está demoliendo el entramado institucional del Estado de Derecho. Pero las mociones de censura se presentan cuando pueden ganarse. En caso contrario sólo sirven de munición al Gobierno, puesto que le permiten invertir la carga de la prueba y transformar una acción ejecutiva nefasta en un inmerecido triunfo parlamentario. Los enemigos de España, aliados de Sánchez, saldrían en su ayuda para hacer fracasar la moción.

No les concierne el interés nacional y se mueven exclusivamente por su sectario interés. Saldrían en tromba a defender a Pedro Sánchez, conscientes de que es el mejor colaborador necesario para su objetivo de romper España. Acierta pues, Feijóo, al negarse a presentar una moción de censura que sería instrumentalizada por el sociocomunisno y sus aliados golpistas y etarras al exhibir su mayoría parlamentaria como prueba de una falsa razón de Estado. Salvo la moción de censura que Felipe González presentó sabiendo que sería derrotada y que tuvo la virtualidad de desgastar aún más al Gobierno en decadencia de UCD, todas las mociones de censura presentadas y perdidas pasaron sin pena ni gloria o, como la de Hernández Mancha, resultaron un fracaso absoluto. A Sánchez hay que ganarle desmontando sus mentiras y denunciando sin descanso su plan de ruptura constitucional, no malgastando energías en estrategias fallidas.

Serán las urnas quienes censuren de forma mayoritaria a un presidente nocivo para el interés de España y de los españoles. Claro que hay motivos para un reproche masivo, pero una moción de censura en estos momentos sólo serviría para darle un inmerecido oxígeno político. Al tahúr no hay que darle ni un milímetro de ventaja. Ni permitirle convertirse en triunfador de una votación que está cantada. No se merece que pueda exhibir su hipócrita sonrisa.

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