La labor de la Reina Letizia a favor de la cooperación
La Reina Letizia se ha ha puesto de nuevo el chaleco rojo que distingue a los trabajadores españoles que dedican su vida a desarrollar los fondos de la Cooperación española en países desfavorecidos y en estos días ocupa su tiempo en conocer a fondo cómo se distribuye la ayuda del Gobierno español en Mauritania. Se trata de un país el doble de extenso de España pero con una población de tan sólo 4,6 millones de habitantes y cuyo territorio es parte importante del desierto del Sahara.
La Reina no viaja sola sino que la acompañan un equipo español de cuatro mujeres que, como ella, han adoptado como uniforme el chaleco rojo de cooperantes: Pilar Cancela, responsable de la Cooperación Española en el exterior, Miriam Álvarez de la Rosa, embajadora de España en el país norteafricano, Carmen Magariños, directora de Cooperación con África y Asia, y Rita Santos, responsable de Cooperación en Mauritania. No es casual, por tanto, que los asuntos de género y la labor que desarrollan las mujeres en este país que el clima seco y caluroso lo hace inhabitable en parte de su extensión, sean prioritarios en este séptimo viaje que hace la Reina española para dar cara a la ayuda de su país en varios continentes.
Doña Letizia, como suele hacer siempre en su trabajo institucional, se ha tomado sus tareas muy en serio y antes de viajar ya tuvo la oportunidad de documentarse acerca del país que iba a visitar y de preparar con las mujeres que la iban a acompañar en su visita el programa a llevar a cabo en Mauritania. Ella heredó de la Reina Sofía su labor de dar visibilidad a la importante ayuda solidaria que la Cooperación española desarrolla en zonas como Centroamérica, el Magreb y lugares como Filipinas y Vietnam. Y doña Letizia ha puesto todo su bagaje para que estos viajes sean fructíferos y hagan que los ciudadanos españoles sepan a qué se dedican los fondos destinados a hacer la vida de estos países desfavorecidos un poco mejor.
Es verdad y parece asombroso el partido que se puede sacar a cantidades de dinero muy reducidas que en los países desarrollados serían consideradas ridículas. Es lo que ha comprobado la Reina y su equipo de mujeres al visitar un centro emblemático de nuestro país en tierras mauritanas: la Plataforma Logística de Nuakchot que está gestionada en la actualidad por las autoridades de este país. A ese centro llegan los pesqueros españoles que operan en los caladeros mauritanos y dejan un 2 % de los peces capturados que se congelan y donan al gobierno del país para ser distribuido en todo el territorio y alimentar a los mauritanos tanto de la costa como del interior del país.
Ya hay, gracias a la ayuda española, 25 contenedores frigoríficos en todo el país y 250 centros de distribución, algo esencial para que los ciudadanos estén bien y correctamente alimentados a un precio más que asequible: dos kilos de pescado cuestan lo mismo que una barra de pan. Casi 400.000 habitantes de Mauritania se benefician ya de ese programa.
Doña Letizia siente, en estos viajes, que su labor tiene sentido y que su visita a países tan pobres como Mauritania da a su papel de Reina una utilidad para ella tan necesaria.