La evolución de la Reina Letizia a punto de cumplir 49 años

La evolución de la Reina Letizia a punto de cumplir 49 años

Es una creencia generalizada que conforme se va avanzando en edad, los caracteres se atemperan, los ánimos se calman y la actitud que se tiene ante la vida adquiere una cierta relatividad que hace que se piensen con lentitud las cosas más peliagudas antes de tomar una decisión sobre ellas. Esa es la impresión que da, en los últimos tiempos, la consorte del Rey actual, la Reina Letizia. El largo periodo de adaptación de la antes profesional de la información -periodista destacada en las pantallas de televisión que implantó una nueva forma de moverse ante las cámaras que desterró el concepto de busto parlante- a un ambiente tan distinto como la residencia de un príncipe heredero le costó tiempo y a veces serias contrariedades.

Han tenido que pasar casi dos décadas para que hayamos ido descubriendo a otra Letizia más templada, cuya personalidad fuerte y decidida se mantiene, sí, pero con más mesura, desempeñando su papel en campos que ha ido ella explorando primero y entrando de lleno en ellos después. En estos momentos, en los que algunos medios destacan que la Reina se decanta por apoyar y prestar atención a colectivos de mujeres que luchan y defienden los derechos de las más desfavorecidas, o que la vemos como se calza con una alpargatas de esparto y se va a inaugurar el curso escolar en una pequeña localidad aragonesa, crece la aceptación de la consorte real en algunos de los círculos que antes la denostaban y no valoraban su esfuerzo por servir a la institución monárquica, a la que pertenece por matrimonio.

Y un apunte que creo que habría de ser tenido en cuenta. No es justo que se siga centrando la información de los actos que preside la Reina Letizia en la indumentaria que lleve ese día, en los complementos que haya elegido para completar su aspecto, en el color y la altura de sus zapatos de tacón que haya decidido calzar esa jornada, o en el peinado o el color de su pelo en ese evento. En la mayoría de los casos, se obvia el propósito que ha llevado a la Reina a ese acto, no hay ninguna referencia a las palabras que haya dirigido al colectivo reunido con ella, todo se reduce a una imagen con un pié de foto de tres líneas o unos segundos de video en los medios audiovisuales.

Tiene que producir una enorme frustración a la consorte de don Felipe que su esfuerzo caiga en saco roto desde el punto de vista mediático y que no haya apenas medios que entren en el fondo de la cuestión y cuenten el objetivo de la reunión de la Reina con esas personas a las que ella trata de explicar que pueden contar con su comprensión y su respaldo.

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