Giorgia Meloni frente a Ursula Von der Leyen
Se confirmaron los sondeos que unánimemente apuntaban a un claro triunfo en Italia de la coalición de las derechas encabezada por los Hermanos de Italia, la formación de Giorgia Meloni, la gran revelación de la política italiana y clara candidata a presidir el Consejo de Ministros de la República, responsabilidad hasta ahora siempre asumida por varones en los más de 70 gabinetes ministeriales sucedidos desde 1948 hasta la fecha, con el nacimiento del actual régimen republicano. La onda sísmica de este resultado no se va a limitar al país transalpino, sino que va a alterar la correlación de fuerzas en Bruselas, lo que llevó a la escandalosa intromisión en la campaña electoral de la alemana presidenta de la Comisión europea Ursula Von der Leyen, advirtiendo a los italianos de que según cómo votaran, la UE tenía medios para corregirlo. Tan insólita injerencia no ha estado ausente en la recta final de la campaña, y sin duda estará muy presente en el inmediato futuro como un baldón de la Comisión. Estos días fue Suecia el país que en sus elecciones también giró claramente a la derecha, tras haber roto su tradicional neutralidad pidiendo el ingreso en la OTAN por su ahora derrotada Primera Ministra socialdemócrata, frente al candidato derechista.
El caso de Italia se añade a este nórdico con la singularidad de tratarse de un país central, fundador de la actual UE y tercera economía europea. La posición política de Giorgia Meloni y la de sus socios de coalición, Matteo Salvini de la Liga, y Silvio Berlusconi de Forza Italia, en relación a la Rusia de Putin, es cualitativamente distintokey cielo
a de la beligerancia total de Bruselas, alineada y sometida sin reserva alguna a la política de EEUU. Esta nueva realidad debe ser tenida en cuenta sobre todo ante la escalada del conflicto en Ucrania, ahora transformado en una guerra declarada de Rusia a Estados Unidos, con Ucrania como intermediaria, amenazando con el uso del arma nuclear para alcanzar la victoria si es preciso. La claramente posicionada política de Meloni respecto de la inmigración irregular es beligerante total contra las mafias que operan con ella, y se aparta también del establishment de Bruselas al respecto. Pero son en las políticas históricamente vinculadas a los principios del humanismo cristiano donde las diferencias son más acusadas y sin matices.
Giorgia Meloni se ha definido rotundamente como «italiana, mujer, madre y cristiana», expresando su defensa de la vida desde la concepción a la muerte natural, contraria al aborto y a la eutanasia, y defensora del matrimonio natural y de la familia. La fuerza de su palabra y el dominio de la escena hacen de la previsible nueva Primera Ministra un fenómeno político que paradójicamente no sintoniza en absoluto con el feminismo oficial, debatiéndose entre el tradicional y el surgido de la ideología de género. No es una polemista fácil para nuestros y nuestras feministas; lo políticamente correcto y la dictadura del relativismo parecen haber encontrado por fin una rival sin complejos para enfrentarse a ellos y ellas. En España, el feminismo oficial Queer y trans alimentado en las ubres políticas del sanchismo va a sentir su influencia, con Irene Montero a la cabeza defendiendo la pedofilia siempre que sea consentida por los «niños, niñas y niñes». Así que en el espacio de la izquierda Yolanda Diaz, Carmen Calvo y todas las ministras del sanchismo ya tienen a una polemista como la horma de su zapato, con Ayuso y Olona como referencia en la derecha.
La situación actual de Macarena abre la puerta a todo tipo de especulaciones acerca de su futuro político porque formación, convicciones y arrojo no le faltan para intentar seguir la estela de Meloni. Habrá que ver quiénes son los Salvini y Berlusconi de aquí. De momento a Ursula Von der Layen le ha salido un grano en el corazón de Europa y veremos cómo lo gestiona tras su metedura de pata inicial.