La España de José Varela

La España de José Varela

Una de las escasas alegrías que me ha dado el proceso separatista que ha asolado Cataluña, y que está dinamitando la convivencia en el resto del país, es haber tenido la oportunidad de haber conocido a compatriotas que, de manera desinteresada y siempre dispuestos a ayudar, lo han dado todo para mostrar su solidaridad con la Cataluña no independentista, que en su inmensa mayoría es la Cataluña que se siente española y quiere seguir formando parte del proyecto común de una nación de ciudadanos libres e iguales.

Son muchos los nombres que podría citar de españoles de bien que lejos del «que se larguen los catalanes y nos dejen en paz», lo que significaría condenar a millones de españoles en Cataluña a ser apátridas en su tierra, se han significado y apoyado a la Resistencia al secesionismo. Entre ellos, Eugenio Nasarre, un valiente ex diputado del PP que falleció hace unas semanas y al que tuve el orgullo de conocer en foros de debate en defensa de nuestro orden constitucional y nuestro sistema de libertades. Fue un orgullo escucharle y ver como se movilizaba por todo el país. Siempre le recordaremos.

Pero quiero hablar de José Varela Ortega, uno de los intelectuales más prestigiosos de nuestro país, un sabio que ha hecho honor a su estirpe – es nieto de José Ortega y Gasset – y que ha escrito algunas de las páginas más brillantes de la historiografía española. Y hay que destacar su compromiso con la Resistencia al separatismo. Se ha manifestado por las calles de Barcelona para mostrar su solidaridad con los que aguantan en Cataluña y para defender las libertades de todos los españoles. Ha dado charlas, como mínimo, en Barcelona, Lérida y Gerona para defender la idea de una España basada en la igualdad, y no en el privilegio, y para mostrar su confianza en una reacción del pueblo español frente a la tiranía.

El acto en Gerona fue especialmente interesante. Varela, acostumbrado a impartir su magisterio en las aulas de las universidades más prestigiosas, ese día recaló en el bar Cuéllar, un local de tapas – recomendables – situado en el barrio de Vila-roja, el más humilde de Gerona, pero que se ha convertido en un símbolo de la Resistencia al separatismo. En este barrio no hubo urnas el día de la consulta ilegal del 1 de octubre, porque los vecinos, con Antonio Cuéllar al frente, se encargaron de que así fuera. De hecho, alguna táper-urna con el escudo de la Generalitat acabó rodando por la ladera.

Ante una audiencia popular, que Varela definió como la «España real», defendió con pasión, pero con argumentos sólidos, la necesidad de no rendirse ante los que quieren arrebatarnos nuestros derechos como ciudadanos de una de las naciones más antiguas del mundo. Que resistir a los totalitarios es una obligación y que, con inteligencia, se puede vencer a los que ahora se creen intocables. Fue maravilloso verle, tras acabar su discurso, entre platos de chocos, departiendo con los que habíamos ido a escucharle, en lo que fue un acto de desagravio a Felipe VI por los injustos desplantes que sufre por parte de algunas autoridades catalanas, como Pere Aragonès.

Esto es lo mejor de la desgraciada situación que ha generado el procés separatista, convertido ahora en procés español por la inicua complicidad de Pedro Sánchez con los que dieron el golpe de Estado del 1 de octubre. Ver como compatriotas que, lejos de desentenderse de los que sufren la barbarie separatista en Cataluña, intentan ayudar para combatir la violación constante de los derechos civiles que sufre una importante parte de la población de esta comunidad autónoma.

Lo último en Opinión

Últimas noticias