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Ni asteroides ni volcanes: la verdadera amenaza cósmica que podría borrarnos del mapa en segundos

Ni asteroides ni volcanes: la verdadera amenaza cósmica que podría borrarnos del mapa en segundos
Gemma Meca
  • Gemma Meca
  • Licenciada en Historia, máster en Periodismo y Comunicación Digital. Redactora en Ok Diario. Cuento historias, soy amante de los astros, sigo a la luna, los TT de Twitter y las tendencias en moda. Experta en noticias de consumo, lifestyle, recetas y Lotería de Navidad.

La verdadera amenaza cósmica que podría borrarnos del mapa en segundos, no son ni volcanes ni asteroides. El gran enemigo de la humanidad es algo mucho más letal. Podríamos hacer una película de ciencia ficción con este final tan terrible, que, lo peor de todo, es que puede acabar siendo una realidad. De tal forma que nos enfrentamos a un problema mucho mayor de lo que parece y que podría causar estragos de una forma que realmente desconocemos y que es un problema para todos.

Los seres humanos estamos expuestos a una serie de amenazas que, sin duda alguna, podrían borrarnos del mapa en segundos. Lo harían de tal forma que conseguiremos desaparecer casi por completo a una velocidad de récord y sin poder hacer nada. Un asteroide lo podemos incluso ver venir, adelantarnos a ese poder de destrucción que podría ser evitable. La ciencia nos ha dado con una serie de detalles que pueden darnos más de una sorpresa difícil de creer con la mirada puesta a una situación que puede ser esencial en estos tiempos que corren. El futuro puede estar marcado por un peligro que no sabíamos que existía hasta ahora.

Ni volcanes ni asteroides

La amenaza de que un asteroide golpee la Tierra con todos sus habitantes a merced de casi una aniquilación masiva es una realidad. Lo hemos visto en el pasado, con el fin de los dinosaurios que ocuparon este planeta antes que nosotros y lo vamos a volver a ver en breve.

Llegará ese momento en el que un evento catastrófico de este tipo acabará con todo lo que conocemos y lo hará de tal forma que, como hemos, no vamos a poder hacer nada más que ver llegar este cambio que puede significar el fin de nuestro planeta tal y como lo conocemos.

Desde el exterior de la Tierra, pero también desde el interior, con un enemigo silencioso que podría hacer estallar todo desde dentro. La amenaza de unos volcanes que, pese a todo lo que sabemos de ellos, no puede acabar siendo lo que nos afecte de lleno en estos días que hasta la fecha no sabíamos.

Son tiempos de cambios y de ver en primera persona qué es lo que podemos hacer para conseguir este cambio de tendencia que quizás hasta ahora no sabíamos que podríamos tener por delante.

Podría borrarnos del mapa en segundos esta amenaza cósmica

El gran peligro que amenaza a la humanidad está más cerca de lo que nos imaginaríamos. Llega de fuera, pero puede ser una realidad en breve contra la que será difícil luchar, si no todo lo contrario. Estaremos más cerca de ese final imposible que muchos temíamos, pero puede ser una realidad.

Tal y como se presenta esta amenaza silenciosa, según la NASA: «Los rayos gamma tienen las longitudes de onda más pequeñas y la mayor energía de cualquier onda en el espectro electromagnético. Son producidos por los objetos más calientes y enérgicos del universo, como estrellas de neutrones y púlsares, explosiones de supernovas y regiones alrededor de agujeros negros. En la Tierra, las ondas gamma son generadas por explosiones nucleares, rayos y la actividad menos dramática de la desintegración radiactiva». El problema de estos elementos es que: «A diferencia de la luz óptica y los rayos X, los rayos gamma no pueden ser capturados y reflejados por los espejos. Las longitudes de onda de los rayos gamma son tan cortas que pueden pasar a través del espacio dentro de los átomos de un detector. Los detectores de rayos gamma suelen contener bloques de cristal densamente empaquetados. A medida que los rayos gamma pasan, chocan con los electrones del cristal. Este proceso se llama dispersión de Compton, en el que un rayo gamma golpea un electrón y pierde energía, similar a lo que sucede cuando una bola de señal golpea una bola ocho. Estas colisiones crean partículas cargadas que pueden ser detectadas por el sensor».

Siguiendo con la misma explicación: «¡Las ráfagas de rayos gamma son los eventos electromagnéticos más energéticos y luminosos desde el Big Bang y pueden liberar más energía en 10 segundos de la que nuestro Sol emitirá en toda su vida útil esperada de 10 mil millones de años! La astronomía de rayos gamma presenta oportunidades únicas para explorar estos objetos exóticos. Al explorar el universo con estas altas energías, los científicos pueden buscar nueva física, probar teorías y realizar experimentos que no son posibles en los laboratorios terrestres. Si pudiéramos ver rayos gamma, el cielo nocturno se vería extraño y desconocido. La vista familiar de las constelaciones constantemente brillantes sería reemplazada por ráfagas siempre cambiantes de radiación gamma de alta energía que duraciones de un segundo a minutos, estallando como bombillas cósmicas, dominando momentáneamente el cielo de rayos gamma y luego desvaneciéndose. El satélite Swift de la NASA registró la explosión de rayos gamma causada por un agujero negro que nació a 12.800 millones de años luz de distancia (abajo). Este objeto es uno de los objetos más distantes jamás detectados».

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