Por la «convivencia» Sánchez es capaz de sacar de la cárcel a los presos de ETA
La palabra de moda acuñada por el sanchismo es «convivencia», término con el que el presidente en funciones pretende justificar la Ley de Amnistía para garantizarse los siete votos de Junts que le mantendrían en la Moncloa. De un tiempo a esta parte, todo es «convivencia». Naturalmente, ya puestos, los presos de ETA no quieren ser menos y se están movilizando y repartiendo panfletos en los que se afirma que «para seguir avanzando es necesario ir cerrando las puertas que nos perpetúan en el pasado y abriendo aquellas que nos ayudan para dar salida a la problemática de los presos/as, refugiados y deportados vascos y en la búsqueda de un acuerdo de mínimos que posibilite un tratamiento justo e igual para todas las víctimas de las violencias generadas en nuestro país».
Y atentos al siguiente párrafo: «Hace tiempo que la sociedad está trabajando para abrir las puertas a la convivencia con multitud de llaves, estructurando de forma constructiva las relaciones, acuerdos y desacuerdos entre diferentes personas y agentes», sostienen. Para ello, señalan su intención de «abrir las puertas de la solución y la convivencia de par en par». «Y para ello, tenemos que coger en la mano las llaves que abran la puerta del camino a casa de los presos y presas». Obsérvese que el argumento central es la convivencia.
El plan de los presos de ETA implicaría poner en la calle, mediante el tercer grado, a 110 presos que actualmente cumplen condena. Esas son las cifras que maneja Sare, de su órbita. Actualmente, según esta plataforma, hay 33 que ya están en esa situación. En cuanto a los etarras fugados, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado calculan que son una veintena los terroristas huidos que tienen aún causas pendientes con la Justicia española. La mayoría han encontrado cobijo en la Venezuela de Nicolás Maduro -donde se localizan una docena-, aunque también se distribuyen por otros países, como México, Brasil, Francia y Suiza. En otros casos, la causa, por el paso del tiempo, ya ha prescrito. La pregunta que sirve para poner punto final a este editorial es la siguiente: «¿Cree usted que los presos de ETA se saldrán con la suya en aras de la convivencia?». Se admiten apuestas.