Las chapuzas de unos sectarios analfabetos

Las chapuzas de unos sectarios analfabetos
Las chapuzas de unos sectarios analfabetos

Y no se culpe de la última, la derivada maléfica de la ley del sólo sí es sí, sólo a la pobre secuaz Irene Montero. No. No es ni siquiera analfabeta, ella es directamente ágrafa, y perversa como toda buena comunista que se precie. La chapuza que está devolviendo a la calle a los violadores o a los agresores sexuales más repulsivos corresponde a todo el Gobierno social-leninista y muy concretamente a su presidente, Pedro Sánchez Castejón, ahora revestido de coco loco en Bali. Algún magistrado con el que ha hablado este cronista, miembro ahora del eterno Consejo General del Poder Judicial, me confesaba en el Club Siglo XXI: “La complicidad con una ley como esa (la del sí es sí) bastaría para que, si este Consejo fuera lo que tiene que ser y no una reminiscencia del pasado, denunciara la coyunda de estos colegas con una ministra y un presidente que se están cargando las instituciones”.

No es sólo él el que advierte de lo que está pasando. También este martes pasado un antiguo y muy relevante ex dirigente de una de las instituciones que deben velar por la vigilancia de la Constitución, afirmaba: “Lo peor de esta época es que Sánchez nos está dejando sin instrumentos para combatir a los malhechores”. Pero aún hay más: es lo que ha consagrado por lo pronto la aplicación de la chapucera Ley de la señorita Montero, la posibilidad de que los delincuentes más despreciables, desde los que han violentado a una mujer para conseguir sus objetivos sexuales, a los que directamente han logrado violarla, estén ya en la calle porque hasta un estudiante de Derecho o los simples leguleyos sabemos que, en la duda, siempre se beneficia al reo, un principio que nos dejó a todos la civilización romana. No se diga -como se ha dicho, porque estos individuos/as tienen una cara más dura que el granito- que para promulgar esta Ley se tomaron todas las precauciones legales posibles; es mentira, tan mentira como la propia faz del embustero Sánchez. Ya se ha repetido por activa y pasiva que hasta el Consejo del Poder Judicial advirtió de las brutales consecuencias que tendría la aplicación del bodrio en cuestión. No se le hizo el menor caso; es más, la ágrafa señora Montero descalificó el aviso juidicial con el ninguneo de que “no es vinculante”. Y llegado a este punto, este cronista pregunta: ¿pagará con su dimisión la interfecta por la chapuza que ha perpetrado? De ninguna manera, y saben la razón: ella no depende de la voluntad del mentiroso Sánchez. Los podemitas del Gobierno son autónomos, de forma que no pueden ser removidos por el que, en teoría, es su jefe.

La chapuza de la que venimos ocupándonos no es, desde luego, la última que estos sujetos aupados con mil engaños al poder van a cometer de aquí a las elecciones. Todavía hay personajes ingenuos como el ex dirigente citado, que interpretan que Sánchez no puede concurrir a las elecciones con las mochilas (ahora se llaman así a las taras) que portan los filoterroristas de Bildu o los separatistas rabiosos de Esquerra Republicana y demás ralea. Dejémonos de bobadas, abandonemos el deseo de convertir nuestros pronósticos en realidades. Este tipo, ahora disfrazado en Bali de coco colo al lado de su señora, aparentemente tapizada de crocanti, va a continuar en el machito incluso hasta después de que finalice el próximo año, el venidero y cercano 2023, hasta que se lo permita la vigente ley electoral. Ahora mismo lo que está haciendo y ordenando es correr a toda prisa para dejar asentadas las leyes más procaces, los proyectos de ingeniería social que tienen un sólo fin: convertir a España en una república confederal, antirreligiosa y colonialista, ni siquiera la federal y laica de facto que describió hace unas fechas la presidenta de Madrid, Isabel Diaz Ayuso. En eso está; va a por todas (es lo único en lo que no engaña) y esas “todas” consisten en transformar a este país en un patio de monipodio donde mandan los delincuentes de todo jaez, desde los barreneros del orden constitucional o, como se está comprobando, los facinerosos más repugnantes, violadores de niños y mujeres incluidos.

Este firmante ha titulado esta crónica adjuntando el término “chapuzas”; debería rectificar: todo lo que realizan los maleantes del Gobierno social-leninista está perfectamente pensado, otra cosa es que, como son tan malos, tan pésimos gestores, tan horribles pensadores, las cosas se les tuerzan en la práctica, y las propias leyes, caso de la que estamos mencionando, se vuelvan contra sus promotores, en este caso más concretamente promotoras, entre ellas la secretaria de Estado del Ministerio de Igualdad que ha proclamado que lo que hace falta en este país es “instituir para siempre una Justicia feminista”. ¡Abrase visto semejante necia! Su exabrupto no merece el menor comentario, sólo esta breve frase: una Justicia con adjetivos deja de serlo. Ahora, comprobado el efecto pernicioso del adefesio presuntamente legal, se han apresurado sus voceros a anunciar, sin pestañear, sin que se les caiga su pétrea cara de verguenza, que van a modificar la sustancia de la ley. Pues bien, ¿saben lo que ocurrirá en tanto eso no suceda? Pues fácil, que nuestras prisiones se vaciarán de todos los gánster del sexo que han cometido las peores abyecciones que nadie decente se pueda imaginar. En román paladino, lo que han conseguido en un sólo mes es que esta infame ley del sólo sí es sí, se haya plasmado en un pasaporte para la libertad de la peor escoria de nuestra sociedad. Son chapuceros, sectarios y analfabetos: ¿cuánto tiempo tarderemos en darnos cuenta de que también son matarifes de la democracia y la libertad? La necrosis de las acomodaticia España les permite las mayores atrocidades. Luego, cuando no las impidamos, nos pondremos a gimotear como novicias.

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