Casero y los microsanchismos

Alberto Casero

Debía de creer que estaba aceptando cookies o la política de privacidad de alguna app del play store. Así que, sin pensarlo mucho, le dio al botón y la lio. Ésta es la versión más benigna que se puede tener. La segunda teoría, la del fallo informático, no se la cree ni Cuca Gamarra. Queda otra, la de la conspiración, que plantea un oscuro pacto PP-PSOE para que saliera la contrarreforma. Yo me quedo con la primera teoría.

Y un fallo lo puede tener cualquiera, lo importante es cómo se reacciona tras el fallo. Ya sabemos cómo reaccionó Batet y, seguramente, tendrá que explicarlo en un tribunal. ¿Y los demás? ¿Piensa Casero seguir de diputado? ¿Volverá el PP a meterlo en listas?

Parece que quien, como diputado, tiene entre sus responsabilidades votar leyes y los presupuestos generales, controlar al Gobierno, elegir a los miembros del Tribunal Constitucional o incluso llevarnos a la guerra, debería saber darle a un botón. Pero ya ven, éste es el nivel ¿Qué puede salir mal?

Pero hoy no quiero hablar de Casero, ni del maquillaje de la reforma laboral, ni del servicio prestado a su Sanchidad por Batet. Ya hay muchos escribiendo sobre ello más y mejor. Yo les vengo a hablar de microsanchismos.

En Extremo centro: el manifiesto (Deusto, 2021), P. Herrero y J. San Miguel definen microsanchismo como “el comportamiento que, de manera inconsciente, le lleva a uno asumir que la posición de la realidad es que España esté gobernada por el PSOE durante 30 años”.

Se trata de expresiones y decisiones que delatan la satisfacción (o la resignación) de ver a Sánchez en la Moncloa. Como cuando Yolanda Díaz dice a los de Vox aquello de “jamás van a gobernar, pero si llegaran a gobernar, tendrían huelgas y movilizaciones masivas”.

Y no es para menos, nunca van a estar los de UGT y CCOO tan calentitos como ahora, que les han subido un 56% las subvenciones en los dos últimos años. Son otros microsanchistas, que creen que nunca se les va a acabar el chollo y, para que la fiesta siga, aprueban lo que les pongan encima de la mesa. Lo importante es la subvención, Eurovisión, corear el presoak kalera con Otegi y quedarse en la sede en estado de prevenga hasta que Yolanda diga ¡Ar!

Más microsanchismos, ahora de Ciudadanos, primero en Murcia, ayer con la reforma laboral y mañana ya veremos. Creen que salvan al Estado cuando es a Sánchez al que salvan. Olvidan que no pueden salvar al Estado y a Sánchez a la vez, eso es como beber y sorber al mismo tiempo, imposible.

Y lo mismo ha olvidado Esparza, el de UPN. Menos mal que Sayas y Adanero sí supieron dar bien al botón. Esparza no se acordó de que todo lo que toca Sánchez acaba roto y, con su acuerdo con el PSOE, se ha vuelto a demostrar. Ha sido pactar con ellos y romperse el partido. Lo que está claro es que Esparza quizá pueda quedarse con la marca de UPN pero el alma se la llevarán Sayas y Adanero. Ya veremos como acaba el divorcio.

En su libro, los autores de Extremo centro también incluyen la siguiente definición de Pedro Sánchez: “Malhechor. No es un hombre, es un suceso. Dinamitero de la España constitucional. Comparte fisiología con la medusa común, con los mismos escrúpulos que Galactus o Rodrigo Borgia. No mira a los ojos”. Fantástica definición que Esparza y Arrimadas han olvidado llegando a pensar que pueden salvar al Estado preservando a Sánchez en la Moncloa.

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