Carta abierta a nuestra Guardia Civil y Policía Nacional

Recuerdo desde muy niño la tranquilidad que me daba encontrar por la carretera a la Guardia Civil y el sentimiento de gratitud que de mí brotaba espontáneamente. Recuerdo la sensación de protección que sentía cuando pasaba a mi lado una pareja de la Policía Nacional, muchas veces a caballo, surgiendo de inmediato un especial efecto de regocijo y amparo.

Frente a lo anterior, estos días hemos podido comprobar como desde la más baja de las miserias morales y cobardes, trufada de una ruindad sin límites, grupos de indecentes intelectuales han osado agrediros, cuestionaros, insultaros. Pero no os preocupéis, no estáis solos, no os abandonéis a la desilusión y al desencanto.   

Vuestra vocación de servicio está más que acreditada. Por desgracia, con centenares de agentes asesinados en el cumplimiento de vuestro deber, por cierto, terroristas que tuvieron entre sus filas a personajes como Arnaldo Otegi, hoy líder de aquellos que os atacan. Vuestro sacrificio nos lo demostráis al ser vanguardia en los desastres y catástrofes, donde sin mirar perfiles ni ideologías, sois capaces de dar la vida por vuestros semejantes. Habéis jurado defender los derechos y libertades de todos los españoles, sean estos catalanes o no lo sean. Por eso sois un “enemigo temible” para aquellos que despellejan dichos deberes y libertades, porque vuestra honradez moral, vuestro infinito sacro corazón os hace defenderlos a ellos tanto como a nosotros.

No nos dejéis. Seguir insistiendo en el denuedo y en el sacrificio, porque vuestro sacrificio lo lleváis a cabo haga frío o calor, lluvia o nieve; estáis siempre en vuestro puesto vigilantes, deseosos de prestar auxilio y ayuda, dando todo por nuestra Patria, España, con mayúsculas, sin esperar recompensas, pero recibiendo ardoroso agradecimiento del pueblo llano, de la sociedad real y cercana.

Vosotros simbolizáis mejor que nadie la libertad y sois ejemplo de una sociedad civilizada, porque arriesgáis la vida para que los delincuentes, y los que os agredieron también son delincuentes, sean puestos a disposición judicial, a veces para que, en actuaciones timoratas y vergonzantes, salgan sin mácula de imputación.

No desfallezcáis. En toda España y para la gran mayoría de los españoles, la Guardia Civil y la Policía Nacional son las instituciones más y mejor valoradas. No bajéis la cabeza. Nos sentimos agradecidos y orgullosos por vuestra labor. Alzad la mirada, ¡cabeza alta! Nos sentimos honrados por quienes os ponéis el uniforme todos los días, los que salís de vuestras casas sin tener la seguridad de que podéis  volver, los que con máxima nobleza tenéis como fin que vuestros conciudadanos, incluidas las ratas que os agredieron, vivamos en una sociedad más libre y segura. Desde estas líneas quiero expresaros, como el de millones de españoles, nuestro homenaje y gratitud. Sois herederos de lo que forjaron vuestros antecesores. Contáis con nuestro más profundo agradecimiento, respeto y admiración. Sois el ejemplo más claro de honradez, disciplina, honor y lealtad. Mantened la mirada que nos mostráis cuando nos atendéis muchas veces más allá de donde se os requiere. En vuestra labor habéis salvado vidas y vuestro trabajo exige que todo salga bien, no sea que determinados sectores de sabandijas ciudadanas os lo reprochen, que “togas impregnadas” os persigan o lo que es casi peor, que determinados políticos que os “ordenan” actúen de manera indecorosa dejándoos en el olvido y la soledad. Los cínicos, mugrientos e infectos intereses políticos.

Mis queridos y admirados guardias y policías. Vaya para vosotros y para vuestras abnegadas familias mi abrazo y mi orgullo por teneros en mi quehacer diario, por velar por mi seguridad y por mi libertad. Me siento, como millones de españoles, obligado a daros las gracias, a expresaros una más que emocionada gratitud.

Porque como dijo el escritor inglés William Arthur Ward, “sentir gratitud y no expresarla es como envolver un regalo y no darlo”.