Bueno para el PSOE, bueno para España

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El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez (Foto: Efe)

Los sábados por la mañana, el mus se convierte en deporte olímpico en cualquier barrio de Madrid. Un ejemplo es la partida que han jugado en el Comité Federal los dos PSOEs que ahora mismo cohabitan en el PSOE. De un lado de la mesa, el secretario general del partido, Pedro Sánchez, empeñado en estirar como un chicle esos 15 minutos de fama que Andy Warhol predijo para todo hijo de vecino. Del otro, Susana Díaz, lideresa con mucho presente y cada vez más futuro, a la vanguardia de unos barones que han llegado hasta la capital con el objetivo de contener los impulsos de Sánchez, loco por llegar a La Moncloa aunque sea a costa de hipotecar la historia de su partido y el porvenir de los españoles mediante un pacto con ese Podemos —mitad iraní, mitad venezolano— que quiere ser, tras la alargada sombra del ex de Estudiantes, el verdadero ‘ordeno y mando’ de este país.

Susana Díaz ha ganado hasta en dos ocasiones el órdago a su íntimo enemigo tras imponerle congreso y primarias en mayo, lo que supondría nuevo líder para la formación de cara a unas más que probables elecciones en junio. Así, y con la inclusión de Ciudadanos en un posible pacto que aupara a los socialistas a la Presidencia del Gobierno, los líderes autonómicos dan un doble golpe de mano a Sánchez: aseguran la exclusión de Podemos —Rivera no caerá en la trampa— y, como consecuencia, dejan al actual secretario general sin los apoyos suficientes para ser presidente.

Mientras las figuras principales de su partido han decidido acabar con las bromas pesadas de nacionalistas y podemitas y preparan ya el desembarco en esa Normandía electoral de finales de primavera, Sánchez insiste en hacerse trampas al solitario y en los guiños a Pablo Iglesias. En la partida que se ha jugado en Ferraz, su as bajo la manga ha consistido en plantear una consulta a las bases socialistas sobre un potencial pacto con Podemos. Después del acuerdo que le han puesto por delante los líderes territoriales, con Ciudadanos y sin nacionalistas, Sánchez carecerá de los apoyos necesarios en cualquiera de los escenarios posibles. Por lo tanto, sus opciones de ser presidente son entre 0 y ninguna.

La partida política ya no se juega para formar Gobierno sino de cara a unas nuevas elecciones generales. Los dirigentes del PSOE han decidido mover pieza y, ante la obcecación de Pedro Sánchez con ganar tiempo de cara a su viaje a ninguna parte, Susana Díaz ha abandonado las bambalinas regionales para ponerse en primera línea de la escena nacional. El PSOE que se vislumbra sí se parece a la formación que ha protagonizado gran parte de nuestra democracia. Bueno para ellos y bueno para España. Esta vez sí, a partir de junio, habrá partido y los socialistas tendrán mucho que decir.

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