Ayuso mueve ficha: ¿y las comunidades del PSOE?

sanidad pública

Que la sanidad pública española se enfrenta a un problema de falta de medios que amenaza con hacerse estructural es tan evidente como que la izquierda está intentado de manera desesperada cobrarse la cabeza política de Isabel Díaz Ayuso instrumentalizando de forma partidista las protestas del colectivo médico en Madrid. En realidad, la estrategia no es ninguna novedad, porque llevan décadas haciendo lo mismo. La sanidad pública madrileña está -es un hecho objetivo- en mejor situación que otros territorios gobernados por el socialcomunismo, pero para la izquierda el Gobierno de Ayuso la ha llevado al colapso.

Es una burda estrategia de manipulación sin mucho recorrido, porque si fuera cierto el dibujo apocalíptico que hacen sería imposible que Ayuso hubiera obtenido el resultado logrado en las últimas elecciones autonómicas, donde obtuvo más votos que toda la izquierda junta. La decisión de Ayuso de poner fin a la eventualidad en la sanidad madrileña -a final de año 10.000 profesionales sanitarios eventuales habrán pasado a ser fijos y, a lo largo de 2023 y 2024, estos ascenderán a 22.390- es una muy buena noticia que, seguramente, habrá cogido con el pie cambiado al socialcomunismo. Según ha explicado el Gobierno madrileño, todos los trabajadores eventuales del Sermas que terminen su contrato el próximo 31 de diciembre pasarán a ser interinos, y ese mes de diciembre se van a adjudicar casi 1.000 plazas fijas de Médicos de Familia (609) y Pediatras (355). En total, en 2022, habrán adquirido la condición de personal fijo más de 10.000 profesionales del Sermas, en concreto 10.088. Estos son hechos y lo de la izquierda meras proclamas incendiarias. Parece evidente que el Gobierno de Ayuso ha movido ficha y anunciado un plan que puede suponer un salto cualitativo en la asistencia sanitaria de la región. Ahora le toca a la izquierda. Porque la pregunta es si las comunidades donde gobierna el socialcomunismo harán lo propio o la izquierda seguirá exhibiendo esa burda hipocresía que consiste en señalar a la sanidad pública de Madrid -que les da sopas con onda- para tapar sus vergüenzas.

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