Aterrizaje forzoso de un psicópata
Cuando Pedro Sánchez se fue a pasar la Semana Santa al palacete de las Marismillas, en Doñana, el Falcon frenó súbitamente y su velocidad descendió 6.000 metros en apenas dos minutos. Tras el aterrizaje forzoso reanudó el vuelo en otro Falcon pero eso no evitó que millares de sus enemigos sacaran a pasear el humor negro en las redes choteándose del suceso. Yo, por una vez, seré clemente con el psicópata y respetaré que los huevos se le convirtieran en canicas. Prefiero darle un trato más delicado al suceso con un magistral poema de Cesare Pavese: «Vendrá la muerte y tendrá tus ojos… -esta muerte que nos acompaña de la mañana a la noche, insomne, sorda, como un viejo remordimiento o un vicio absurdo-. Tus ojos serán una vana palabra, un grito acallado, un silencio. Así los ves cada mañana cuando sola sobre ti misma te inclinas sobre el espejo. Oh querida esperanza, también ese día sabremos que eres la vida y eres la nada. Para todos tiene la muerte una mirada. Vendrá la muerte y tendrá tus ojos. Será como abandonar un vicio, como contemplar en el espejo el resurgir de un rostro muerto, como escuchar unos labios cerrados, mudos, descenderemos en el remolino» (de un gafado y muy maldito Falcon).
Pedirle a Sánchez que recapacite y se arrepienta de las mil atrocidades que ha cometido con las leyes y los españoles es como exigirle a un simio que pare de rascarse. El Falcon imita al Gobierno Frankenstein y desciende en picado. Seguramente encargará la compra inmediata de media docena de nuevos Falcon relucientes, con neveras supersónicas especiales para congelar el marisco «al punto», a gusto del hortera.
Lo que no ha calculado bien es lo que le espera con el lío de las elecciones catalanas. El presidente mítico de Waterloo estrujará al farsante de la Moncloa. Cuando Puigdemont haga su entrada triunfal en Gerona en plan emperador romano, el mendigo sanchista tendrá que hacer lo que hizo hasta ahora, es decir suplicar los siete votos que le traen por la calle de la amargura, pues sin ellos no podrá gozar de todos esos palacios que se ha apropiado. Los caudillos separatistas van a saco y le sacarán hasta las muelas. Y cuando obtengan todo lo que pretenden lo dejarán tirado, sin legislatura ni demás sandeces.