¿Apoyo a la manifestación del día 21 contra Sánchez?

¿Apoyo a la manifestación del día 21 contra Sánchez?

Pues sí. A pesar de la heterogeneidad de sus convocantes y del peligro cierto de que se pudieran colar en ella indeseables ultras, los talibanes de El Yunque efectivamente, la manifestación parece reunir todas las garantías de que responde absolutamente al eslógan que la promueve: «Por España, la Democracia y la Constitución». El solo hecho de que el Gobierno del felón que nos tortura haya intentado primero prohibirla y luego cambiarla, para despiste general, de lugar, ya vale para constatar la necesidad imprescindible de su celebración. La delegada del Gobierno en Madrid, Mercedes González, se ha convertido con su arbitrariedad administrativa en ariete de las conveniencias de su jefe, y esa es otra razón clara para apoyar la iniciativa. Bien es cierto que, bajo el paraguas del Foro España Cívica se sitúan otras asociaciones, nacionales, regionales e incluso locales, poco conocidas o que hasta ahora han carecido de publicidad, pero no lo es menos que junto a estas entidades figuran personas físicas irreprochablemente unidas en la defensa de nuestra norma suprema. Desde Jaime Mayor Oreja a Vidal-Quadras, Rosa Díez o Cayetana Álvarez de Toledo, pasando por Marcos de Quinto o Juan Carlos Girauta, son voces más que autorizadas para protestar genéricamente por las «prácticas autoritarias del Gobierno del PSOE y Podemos». Pero esa enunciación no debe encubrir el verdadero motivo de la manifestación: denunciar el derribo que está realizando Sánchez no ya de todos nuestros valores de la Transición y constitucionales, sino de la propia España.

Lo mejor de esta opción es que no está patrocinada por partido alguno; los convocantes no son «apolíticos» porque si lo fueran no habrían tomado la decisión de llenar Madrid de protestas, sino «apartidistas», y esta es una característica que, sorprendentemente, está aplazando el apoyo del Partido Popular y desde luego del Vox de Abascal, siempre en trance continuo de echarse a la calle. Al final, la torticera y miserable maniobra de Sánchez y su acólita de impedir que la concentración se celebre básicamente en la Plaza de Colón de Madrid, se ha vuelto contra sus ingeniosos barreneros porque ¡qué más hubiera deseado la totalitaria Moncloa que el día 21 se repitieran las fotografías de aquel Colón tripartito, PP, Vox y Ciudadanos, que toda la orquesta mediática del impresentable presidente aprovechó para revestir de los peores adjetivos: fascista, franquista, retrógrado… toda la pléyade de improperios para descalificar aquella manifestación ante los españoles en general y, desde luego también ante los europeos de la Unión, ya suficientemente alarmados por los desmanes de los gobernantes de Polonia y Hungría.

¿Qué va a hacer el PP en esta ocasión? Pues significativamente se reserva aún la respuesta porque aunque aún no figura en el Orden del Día de la reunión de su Comisión Permanente prevista para este lunes 9, es seguro que Feijóo y sus colaboradores más próximos analizarán el modelo de ayuda que el partido va a ofrecer a los convocantes. Y a este respecto tampoco caben muchas cábalas. El PP no figurará en la cabeza de la manifestación portando pancarta alguna, dejará, faltaría más, que sus dirigentes y militantes acudan o no si eso es lo que les exige su responsabilidad, y también con total certeza, enviarán a algunos distinguidos miembros del equipo de Feijóo a título personal. Ya verán próximamente cómo el propio presidente del PP o alguno de sus intérpretes más influyentes recuerdan que ellos no son «de calle, sino de urnas». Eso es coherente con su historia porque la únicas citas callejeras a las que han acudido como tal partido han sido las motivadas contra el terrorismo.

A cinco meses apenas de las elecciones del 28 de mayo, autonómicas y municipales, al PP no le trae interés alguno en aparecer del brazo y por la rúa con los llamados «hermanos separados» de Abascal y compañía, siempre encantados de mostrar su papel protagonista ante el público en general. Es de esperar, porque se espera sin duda alguna, que Vox se moje más en el apoyo a la protesta y seguro que criticará también la morigerada contestación del PP. Al fin y al cabo estamos ya en plena campaña electoral, y los chicos/chicas de Abascal necesitan comparecer como los más vehementes opositores a Sánchez. Ciudadanos ya estará ese día 21 alejado de cualquier protagonismo porque, tras la celebración de su congreso, de su Asamblea General del día 14, España entera habrá sentenciado su práctica desaparición de la escena política.

Poco importan, por lo demás, los recelos o las antinomias que pueden observarse entre algunas de las promotoras. A cada cual en este momento lo suyo: el gestor de este canto nuclear contra Sánchez ha sido el arquitecto Gomà, un personaje escasamente conocido en España, pero que fue básico en el funcionamiento de la Sociedad Cívica Catalana, hoy prácticamente convertida en sólo un recuerdo. Ha tenido Gomà la suerte de concitar sobre su iniciativa la cuenta, lo hemos dejado dicho, de otras asociaciones como Unión 78, Convivencia Cívica o Neus, que vienen trabajando en algo que todavía resulta penoso: la concienciación en la sociedad española del destrozo que le están causando las estrategias y políticas del felón Sánchez. Este puede encontrarse con que, por primera vez y de forma excelentemente gráfica, algunos socialistas de toda la vida, tipo Leguina, Corcuera, César Antonio Molina o Virgilio Zapatero, se añadan a los convocantes porque ellos mismos, quizá los que más, están padeciendo la labor destructora del que un día fue su secretario general. Todos son pocos para acudir a Cibeles el día 21 despejado ya el terreno de infiltrados despreciables como El Yunque, o de aquel Hazte oír, benéficamente desaparecido de nuestra vida social. Es decir: a la pregunta del titular: ¿Apoyo a la manifestación del día 21 contra Sánchez? La respuesta no puede ser más que esta: inequívocamente sí.

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