Apogeo y agonía de Juan Carlos I
Pilar Eyre, biógrafa brava, escritora excelente, asegura que su último libro, Yo, el Rey, fulgor y crepúsculo de Juan Carlos I, “es la obra cumbre de mi vida”. Lo dice riéndose, sin preocuparle que la frase resulte pretenciosa, sabe que las 500 páginas que viene de publicar son apasionantes. 50 mil libros vendidos en dos semanas demuestran que escala cualquier cumbre. En literatura, atiende el sabio consejo de Paul Verlaine: “El estilo es la eficacia”. Eyre maneja el presente histórico como nadie y añade otros tiempos verbales para agilizar su prosa, que sorprende y cautiva al lector. A un infatigable trabajo de investigación, acopla su fantasía y su afilado sentido del humor que desnuda toda excelencia mientras va sorteando auditorías, amenazas, soledades, cuanto ha de soportar para poder escribir libremente.
Yo, el Rey revela los desprecios que la vida brindó a los Borbones tras la Guerra Civil, desde Alfonso XIII, en un triste exilio romano, hasta que llegó al trono su nieto, de cuya educación se ocuparía el dictador y cuya única asignatura fue abrirle las puertas de El Pardo. Eyre cuenta que Alfonso XIII, hundido por tanto desaire, exclamó: “¡De una camada de seis sólo me queda Juan!” (padre del emérito). “Pero qué poco está preparado este chico mío” (para ser rey de España). El retrato que pinta de Alfonso XIII, es una pintura al óleo del decadentismo. “El alcohol, el tabaco y los excesos que había cometido toda su vida le pasaban factura. Pero, sobre todo, lo mataba que Franco hubiera ganado la guerra y no lo hubiera llamado: El gallego me la ha jugado al final”, diría antes de morir. Las historias que rodean su muerte y que narra la autora, ponen los pelos de punta. (Sólo salva de la hecatombe borbónica los primeros años del reinado de Juan Carlos I. Y a Felipe VI y la reina Letizia).
Juanito confesó a sus íntimos: “Yo no soy libre para casarme con quien quiera y Ella (Sofía), es un noviazgo conveniente, pero como no estoy enamorado, intento divertirme lo que puedo…”. Con falsa modestia añadió: “He estado con Ella y con muchas otras, ¡hasta con la Chunga, e incluso, con Sarita Montiel! Porque yo de quien estoy enamorado de verdad es de María Gabriela” (de Saboya). “Pensad que voy a ser rey de España y no puedo escoger como reina a quien deseo”. La complicada lujuria de Juanito, rebosante de testosterona, no impidió que fuera rey. Tras casarse y acceder al trono, alternó sus amantes románticas, como la Gayá, con otras como Corinna, que iban a la caza de sus millones. Cierto es que Juan Carlos I dio la cara el 23-F y salvó nuestra tierna democracia, aunque desde entonces, se entregó a la molicie, a buscar comisiones multimillonarias y otros regios placeres. Según Eyre, fue un gran rey en sus inicios y mutó en un rey obsceno cuando empezó a desparramar.
Esta catalana, que vota a los animalistas y escribe en un magnífico español, dice que Felipe VI y la reina Letizia forman una pareja unida, seria, responsable y capaz de defender la monarquía frente al terrorismo de Estado. El libro de Pilar Eyre es una auténtica obra de arte. No dejen de leerlo o regalarlo durante estas fiestas. Encontraran cientos de anécdotas tan dramáticas como divertidas de principio a fin.
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