Las 9 naciones (+ Castilla ¿no?)
Hace apenas quince días, les comentaba en estas mismas páginas las lagunas que, en mi opinión, tenía la propuesta de Estado plurinacional del PSC. La principal tacha que yo ponía era que se define Cataluña como nación, pero no se aclaran las naciones que componen el resto del territorio del Estado español. Parece que el Señor Iceta nos lee, pues en estos días se ha apresurado a rebuscar por los Estatutos de autonomía las palabras nación y nacionalidad. De su investigación ha concluido que, con la legislación vigente en la mano, en España hay nueve naciones, a saber: Cataluña, Euskadi, Galicia, Aragón, Valencia, Baleares, Andalucía, Canarias y Navarra.
La aportación me parece realmente interesante, toda vez que la Declaración de Granada del PSOE simplemente hablaba de incluir en la Constitución la actual lista de autonomías, pero sin aclarar cuántas naciones componen el Estado plurinacional. Pregunta a la que, por cierto, ni Pedro Sánchez ni Adriana Lastra fueron capaces de responder en los debates electorales de la campaña del pasado Noviembre.
Siguen en cambio el PSC y el PSOE sin afrontar el otro gran defecto que les señalé: si admitimos que el Estado español es plurinacional (lo cual requiere por cierto un cambio constitucional) será necesario que se aclare que las Comunidades Autónomas dejan de ser un artilugio político para las regiones, y pasan a serlo para las naciones. Si no se hiciese así, tendríamos la España de las naciones en los nueve territorios enumerados por Iceta, y la de la regiones en el resto. La pregunta entonces sería: ¿a qué nación pertenece ese resto? La respuesta es fácil, aunque sean incapaces de formularla: se llama Castilla, y es la novena nación, o más bien la primera, la más grande, la troncal, la que cimenta la unidad, la criticada por colonialista sobre las demás…Pero en la que la generación del 98, queriendo responder a un desastre, vio como el alma del conjunto de España. Por algo sería…
Si esto no se aclara, y se mantiene el invento de las CCAA-región, y Castilla permanece dividida en las CCAA de La Rioja, Cantabria, el Principado de Asturias, Castilla y León, Castilla- la Mancha, Madrid, Extremadura y Murcia, entonces surgiría otra pregunta: ¿por qué no se habría de admitir que Euskadi estuviese dividido en tres comunidades forales o Cataluña en una región urbana (Tabarnia) y otra rural?
La cuestión de Castilla es el gran escollo inexplicado, y afrontarlo sería como despertar a un gigante. No se atreven a mentarlo ni los que quieren mantener la unidad (en su mayoría, sobre la base de fundamentos débiles como la entelequia del patriotismo constitucional). Pese al pasotismo de unos y otros, Castilla es la clave. Bien estará que se la reivindique, pues será el mejor tronco para asentar cualquier intento de solución al conflicto territorial. Y además, cuidando bien Castilla se afrontaría mejor el otro gran problema territorial que rompe la España actual: la brecha cada vez más insalvable entre la España llena y la España vacía.