248.688 vascos votan ETA

248.688 vascos votan ETA

Exactamente el 27. 84 por ciento de los “vaskitos” y “neskitas” se decantaron el domingo por la coalición que acoge a todos los miembros y simpatizantes de la banda más asesina de la Historia de España. En 104 municipios este recuelo de criminales ha sido la oferta más votada. En Oyarzun por ejemplo, logró el 67.2 de los sufragios. Para hacérselo mirar. Pocos analistas, de los que siempre opinan a toro pasado y aún así yerran clamorosamente en sus juicios, han empezado a escudriñar no sólo el fenómeno en sí, sino sus propias consecuencias. Nadie se ha preguntado lo más elemental: ¿Por qué? El más mendrugo de los opinantes que siempre intervienen para explicar las derrotas o las victorias es José Luis Rodríguez Zapatero, el ex-presidente del Gobierno que, con toda seguridad, es uno de los principales responsables, sini el que más, de que la cuadrilla de criminales etarra, sea hoy un partido como los demás, ajeno a la sangre, respetuosamente democrático. Pues bien, este estulto personaje, se ha felicitado por los resultados del domingo porque, en su tortuoso parecer, la batida brutal de los independentistas, ¡es un signo de normalidad!

Y tanto: de una normalidad abyecta, de un mundo al revés en el que los verdugos de ayer son las víctimas de hoy. Cuarenta años de educación torcida, desleal, incluso repulsiva, han hecho mella en la población vasca, hasta el punto de que una parte sustancial de ella agradece a ETA que haya dejado de matar. Como suena. Terrible. Hace un tiempo el periódico gubernamental del país, entrevistaba a un sujeto innoble que atiende por Cándido Azpiazu. Su mensaje, que ahora ha calado tanto, era simple como el mecanismo de un imperdible: hemos matado por “necesidad histórica”. El merluzo, ágrafo antes y después de salir de la cárcel, explicaba sin que el periódico en cuestión le pusiera traba alguna, que su apuesta por la violencia era una “necesidad histórica” que el pueblo vasco reclamaba a la “organización” para defender sus derechos pisoteados por España y Francia nada menos que desde hace ¡mil quinientos años¡, o sea, como escribía Florencio Domínguez en “La agonía de ETA”, en tiempos del último emperador romano Rómulo Augústulo.

Este mensaje, tan históricamente párvulo y sobre todo falaz, es el que ha empujado el domingo a las urnas vascongadas a muchos ciudadanos abotargados por una propaganda pertinaz que les ha convertido en conmilitones de una pandilla de asesinos. No hay muchos “ “por qué” más para explicar lo que ha pasado hace tres días. En el próximo Parlamento que se forme en Vitoria de aquí a un mes, se sentarán en las filas de Bildu, al menos tres sujetos que han estado encarcelados por pertenencia a banda armada. Uno de ellos, Arkaitz Rodríguez (apellido netamente euskaldun) fue cómplice principal de las conocidas fechorías de Arnaldo Otegui, y con el fue detenido en una operación destinada a sembrar la muerte por doquier: el “Caso Bateragune” que tenía por objetivo, siguiendo las muy concretas órdenes de ETA, reconstruir su llamado “brazo político”, o sea, la muy conocida Batasuna. Los otros dos nuevos parlamentarios tambiénn estuvieron entre rejas: tanto Iker Casaniova (otro apellido esukaldun donde los haya) como Ikoitz Arrese, fueron en su momento apresados como colaboradores distinguidos de la banda, esos individuos liberados y clan destinos que buscaban objetivos para ser ametrallados por su conmilitones. Aún, ya tiene escaño en Vitoria Julen Arzuaga, preboste que fue de una de las “sociedades” de ETA: las Gestoras Proamnistía.

Ninguno han pedido perdón por sus matanzas, ninguno las ha condenado. Ahora se disponen, como chicos buenos que son, como los “hombres de paz” de Zapatero, a entregarse como primera tarea, ya lo han advertido, a la promulgación de un nuevo Estatuto que, en la provisional redacción ya conocida, no recoge ni una sola vinculación con España. Es la definitiva ruptura, disfrazada con el celofán de una previsión “atemporal” porque, según ya se sabe, Europa no está dispuesta a asilar nuevos Estados. Europa nos va a salvar porque como esperemos algo del Frente Popular de Madrid, estamos aviados. De Sánchez y de su cómplice Sánchez no hay que esperar nada bueno. Se va a aliar en Vitoria con el PN porque si no en Madrid su Gobierno se queda ara vestir santos. Ellos, ambos son culpables de que la “actividad necesaria e irrenunciable” de ETA durante tantos de plomo sea hoy un Grupo Parlamentario en la capital del País Vasco. Claro está que el resto de los españoles que nos hemos fugado de allí, sobre todo los remilgosos gobiernos sucesivos de la Nación, también deben alimentar su cuota parte de responsabilidad. Aquí están las consecuencias: 248.688 vascos ya se han declarado el domingo afectos a la cusa criminal de ETA.

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