MÁS MADRID

Mónica García se jactó de que los médicos como ella «hacen política desde la consulta»

Mónica García
La líder de Más Madrid, Mónica García.
Paula Baena

La líder de Más Madrid, Mónica García, reconocía en sus tiempos como portavoz de Sanidad de Podemos en la Asamblea de Madrid que muchos médicos como ella misma hacían «política desde la misma consulta o desde sus centros sanitarios».

Sin ningún tipo de pudor, García publicó en 2015, cuando aún militaba en las filas del partido entonces liderado por Pablo Iglesias, un artículo en la web de su sindicato ‘amigo’ Amyts -el que ha convocado las huelgas de médicos contra la gestión de la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso-, en el que llamaba a sus colegas a hacer política desde sus puestos de trabajo.

Así, la líder de Más Madrid, arranca el citado artículo sin cortapisas: «Que la sanidad y los asuntos relacionados con la salud pertenecen al terreno de la política es algo sabido desde que los romanos decidieron construir las primeras alcantarillas… por salud pública. Desligar sanidad y política es, como decía Bertold Brecht, propio de ‘analfabetos políticos’».

A continuación, la líder del partido errejonista atribuía a ese «analfabetismo político» el nacimiento de «las listas de espera, la sanidad mal gestionada, los sueldos de los profesionales, la falta de motivación, las guardias mal pagadas, la falta de calidad en la asistencia, la (mala) salud pública, el elevado consumo de fármacos, las tasas de infección y un tan largo etcétera que es imposible pensar que se pueda cambiar el sistema sanitario sin la política del mismo modo que es imposible hacerlo sin los profesionales».

A renglón seguido, García proclamaba que «teniendo en cuenta que cualquier camino que recorra nuestro sistema sanitario parte de una determinada voluntad política, si ésta nace del desprecio de lo público, de la mediocridad y del abandono paulatino por parte de las instituciones, que nadie dude que ése es el (mal) camino que recorreremos».

Aunque después, García afirmaba que «la mayoría de los médicos» habían vivido «durante mucho tiempo ajenos a los quehaceres políticos», inmediatamente matizaba que «no todos» porque algunos llevan tiempo «en sindicatos, asociaciones profesionales, partidos políticos, incluso haciendo ‘política’ desde la misma consulta o desde sus centros sanitarios».

«Pero, en general, los médicos no nos sentimos identificados con esos menesteres. Salvamos y mejoramos vidas, sí, pero de una en una, no se me amontonen. Mientras, no nos damos cuenta de que la política puede salvar y mejorar miles de vidas, siempre que nos faciliten seguir haciéndolo de una en una», agregaba.

García reflexionaba sobre que «hasta hace poco inmiscuirse en política o pronunciarse sobre ella dentro del ámbito sanitario era considerado como ‘políticamente incorrecto’».

«Nos sentíamos alejados de un debate que no solía centrarse en una crítica constructiva de la situación sino en una pelea partidista propia de una sociedad polarizada a la que le han hecho creer que lo que no es blanco es negro. En ese contexto, los médicos, metidos en nuestra profesión, hemos llevado nuestra asepsia hasta el terreno de las ideas, alejándonos del debate sobre la política sanitaria del sistema para el que trabajamos, y de la referencia de para quién trabajamos realmente: los pacientes. Pero como dijo Marañón, ‘cuando llegan tiempos de crisis profunda, en que, rota o caduca toda normalidad, van a decidirse los nuevos destinos nacionales, es obligatorio para todos salir de su profesión y ponerse sin reservas al servicio de la necesidad pública’. No hacerlo, en la antigua Grecia nos habría costado el calificativo de «idiotas», que definía a aquellos que no se ocupaban de los asuntos públicos y que sólo se ocupaban de los suyos propios», escribía, llamando activamente a los profesionales sanitarios a meterse en política.

«Y en ese espejismo», proseguía, «hemos vivido hasta que empezó la marea blanca. Por primera vez en mucho tiempo nos dimos cuenta de que aquí se estaba cocinando un caldo del que debería salir el Sistema Sanitario del futuro y que alguien lo estaba cocinando sin nosotros con una receta que no era la nuestra. Por primera vez, en mucho tiempo, hicimos algo más que apoyarnos dignamente en la máquina del café entre paciente y paciente para quejarnos de que se estaba haciendo ese caldo sin nosotros, sin voluntad de hacer nada más que eso hasta el siguiente café…».

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