Un pescador de Cádiz pone el grito en el cielo al atrapar un ejemplar de esta especie invasora: «¿Qué haríais?»

En la pesca, nada es seguro. Si bien hay capturas habituales (como una lubina, una dorada o algún pulpo escondido entre las rocas) que siempre alegran el día, también aparecen otras, más inesperadas, que incluyen especies invasoras.
Un pescador gaditano ha dado con algo que confirma lo que muchos ya temían: el cangrejo azul ha llegado con fuerza a la costa de Cádiz. Esto, más que una curiosidad, es una advertencia.
Un pescador de Cádiz captura un cangrejo azul en El Puerto de Santa María
Yeray Vidal, conocido en redes como @nofitsirealsurfcasting, estaba pescando en la Playa de la Puntilla, en El Puerto de Santa María, cuando capturó un ejemplar adulto de cangrejo azul. En el vídeo que compartió en TikTok, se le escucha indignado: «Esto es lo que hay aquí en La Puntilla. Esto se estaba comiendo un barrilete. ¿Ustedes qué haríais con este?».
El ejemplar, con las patas teñidas de azul eléctrico y el caparazón color oliva, no sólo destacaba por su aspecto. Lo preocupante era lo que estaba haciendo: devorando un pez de tamaño superior. No hay mucha duda de qué clase de criatura es esta.
Originario de la costa atlántica americana, el cangrejo azul, Callinectes sapidus, ha cruzado el charco, y lo ha hecho para quedarse. Su expansión en el Mediterráneo no es nueva, en el Delta del Ebro lo conocen bien desde hace más de una década. Pero su llegada a la provincia de Cádiz está empezando a dejar huella.
Por qué el cangrejo azul es una especie invasora peligrosa
Este cangrejo azul tiene fama de devorarlo todo: peces, moluscos, crustáceos… Nada escapa. Tampoco es discreto, pues pelea por el alimento, empuja a otras especies a migrar, y termina desequilibrando ecosistemas que ya están bastante presionados.
En la desembocadura del río Guadalete, donde las aguas dulces se mezclan con el mar, el alimento abunda. Por eso no sorprende que haya elegido este punto para asentarse. Pero sí alarma la velocidad con la que se adapta y se impone.
Para los pescadores locales, la amenaza es doble. No sólo por la depredación de especies que forman parte de su sustento, sino porque el cangrejo azul puede alterar por completo el equilibrio de zonas enteras. Al desplazarse las especies habituales, cambia la pesca, cambian los hábitos, cambian los ingresos.
La temporada de cría del cangrejo azul puede dejar miles de crías en el agua. La hembra pone los huevos después de mudar, justo cuando el macho la fecunda. Se los guarda bajo el abdomen y los lleva durante meses, hasta que están listos.
Cuando nacen, las larvas (tan pequeñas que apenas se ven) salen disparadas al mar y se dejan arrastrar por las corrientes. Algunas terminan en estuarios o lagunas, donde si tienen suerte, crecen, se hacen fuertes… y vuelven a empezar.
Lo bueno es que esta especie invasora se puede comer. Su carne es sabrosa, parecida a la del bogavante, y algunos restaurantes ya la están incluyendo en sus menús: en arroces, fideuás, caldos o simplemente hervida con especias. El kilo puede rondar entre 10 y 20 euros, y su popularidad empieza a crecer.
La Junta de Andalucía ha empezado a plantear su aprovechamiento como recurso comercial. Mientras tanto, los pescadores siguen encontrándoselo donde menos lo esperaban.
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