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La joya subterránea de Burgos que pasa desapercibida a los turistas: está entre las 10 mayores del mundo

joya subterránea de Burgos
Ermita en Ojo Guareña. Foto: Roberto Lumbreras en Wikimedia Commons.

Entre las joyas de Castilla y León, sobre la vertiente sur de la cordillera Cantábrica, una red de pasadizos y cavidades se esconde bajo un terreno de apariencia tranquila. Allí, el agua fue escultora silenciosa de una joya subterránea de Burgos que atraviesa varios municipios y conecta niveles geológicos separados por decenas de metros.

Las cifras que acompañan a este enclave sorprenden por sí mismas: decenas de kilómetros de galerías comunicadas, cientos de cavidades y más de un centenar de especies adaptadas a la vida subterránea. A lo largo de su historia, este espacio también ha servido como refugio, lugar de culto y vía de comunicación natural bajo tierra.

¿Cuál es la joya subterránea de Burgos que pasa desapercibida a los turistas?

El Monumento Natural de Ojo Guareña se sitúa en el norte de Burgos y abarca 13.850 hectáreas distribuidas entre Merindad de Sotoscueva, Espinosa de los Monteros y Merindad de Montija. Se desarrolla en materiales calizos depositados hace unos 85 millones de años sobre margas impermeables, formando un entramado de galerías y cavidades de unos 18 km².

Esta joya subterránea de Burgos cuenta con más de 110 kilómetros de galerías interconectadas y unas 400 cavidades registradas, aunque no todas están comunicadas.

Entre las cuevas más relevantes figuran Covaneria, Cornejo, Kaite, Palomera y la sima de Dolencias. Los ríos Guareña y Trema, junto al arroyo de Villamartín, discurren por los niveles inferiores, alcanzando pisos más altos en épocas de crecida.

Estratigrafía y niveles kársticos del Ojo Guareña

El complejo se ha desarrollado en seis niveles superpuestos, desde el más alto, vinculado a las primeras fases de formación, hasta el más bajo, en el que circula el agua en la actualidad:

  1. Nivel superior: cercano a la ermita de San Bernabé.
  2. Segundo nivel: con drenaje hacia el cañón del Trema.
  3. Tercer nivel: conexión con surgencias antiguas.
  4. Cuarto nivel: el de mayor extensión, formado en un deshielo interglaciar.
  5. Quinto nivel: galerías con drenaje invernal hacia el Trema.
  6. Sexto nivel: activo en la actualidad, con zonas inundadas.

Huella humana y valor arqueológico del Ojo Guareña

Las evidencias arqueológicas indican ocupación humana desde el Paleolítico medio. En la cueva Prado Vargas se halló industria lítica de hace 70.000 años, mientras que en la cueva Palomera se conservan pinturas rupestres con una antigüedad superior a los 10.000 años.

En la Sala de las huellas se han identificado pisadas humanas descalzas, con dataciones de 15.600 y 3.600 años, lo que confirma su uso durante milenios.

También se han localizado representaciones de cérvidos, figuras humanas y símbolos geométricos del Neolítico y la Edad del Bronce.

La abundante biodiversidad de esta joya subterránea de Burgos

Ojo Guareña es también un enclave de gran riqueza biológica. Alberga 187 especies de invertebrados, entre ellas varias descritas por primera vez para la ciencia, como Iberobathynella guarenensis.

En sus galerías y alrededores habitan distintas especies de murciélagos, además de rapaces como el águila real, el alimoche o el búho real.

La vegetación exterior incluye robledales, hayedos, encinares y formaciones de ribera con alisos y chopos, en un territorio de transición entre las regiones mediterránea y eurosiberiana.

La ermita en la roca: un imperdible de este rincón burgalés

En la entrada de la cueva de Palomera se levanta la ermita de San Tirso y San Bernabé, encajada directamente en la roca. Su origen se remonta a la Edad Media, aunque el templo actual data del siglo XVIII.

En su interior, las paredes están cubiertas con murales que narran la vida de los santos titulares, la Reconquista y escenas de devoción popular.

El altar mayor, presidido por San Tirso, conserva la imagen de San Bernabé y retablos de estilo barroco popular. La singular integración arquitectónica con la roca ha convertido este espacio en uno de los símbolos más reconocibles del conjunto.

El Ojo Guareña, entre las 10 mayores formaciones subterráneas del mundo

El exterior de Ojo Guareña combina bosques, praderas y ríos, con hábitats que acogen especies como el buitre leonado o el lobo ibérico. Entre los puntos más emblemáticos figura El Sumidero, lugar donde el río Guareña se introduce en el subsuelo, origen del nombre del complejo.

Hasta 2009, Ojo Guareña era considerado el sistema kárstico más grande de la Península Ibérica. Actualmente, sigue formando parte de los diez más extensos del planeta, manteniendo zonas aún inexploradas.

Su combinación de geología, biodiversidad y patrimonio arqueológico lo consolida como una de las formaciones subterráneas más relevantes a nivel mundial.

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